Artesanías típicas de Yucatán: los pueblos y sus oficios

Algunos pueblos artesanos de Yucatán, Artesanías típicas de Yucatán: los pueblos y sus oficios

Los yucatecos son un pueblo que se enorgullece no sólo de su gente y de sus tradiciones, sino también de la calidad de sus productos y artesanías. Todos los yucatecos sabemos dónde se hacen las mejores hamacas, dónde se producen las mejores naranjas, a dónde hay que ir para comprar zapatos. Aquí te compartimos un recorrido por algunos de los pueblos artesanos de Yucatán y sus principales vocaciones, para que tú también sepas dónde encontrar lo que buscas. ¡Acompáñanos!

Chemax

Con tradición enfocada al tallado de madera, ahí se elaboran instrumentos  musicales, objetos decorativos y muebles.

Chumayel

Quien ha descansado en una hamaca sabe que es un elemento primordial en las casas yucatecas. En este pueblo encontrarás hamacas de algodón, nylon, decoradas, así como tipo silleta y accesorios.

Dzityá: Arte en piedra y madera

Cada año, a finales de julio, la comisaría meridana de Dzityá es la sede de una de las ferias artesanales más grandes de Yucatán, y no por casualidad. Sucede que Dzityá, unos minutos al norte de la ciudad, destaca desde hace muchos años por ser la cuna de grandes escultores en distintos tipos de piedra y madera, que elaboran desde piezas artísticas hasta delicados objetos de uso cotidiano.

La Feria Tunich suele tener lugar la última semana de julio de cada año. A pesar de ser un excelente escaparate para ver artesanías de distintos tipos, no te desanimes si no estarás aquí en esas fechas. Los artesanos de Dzityá trabajan todo el año, y en cualquier momento que visites podrás conocer un sinfín de talleres donde se exponen las creaciones de talentosos artesanos. No importa si estás buscando un objeto ya listo para llevarte a casa o si tienes un encargo especial, Dzityá es una excelente opción para darte una idea de lo que las manos yucatecas son capaces de crear.

¿Quieres saber más sobre Dzityá? Tenemos un artículo dedicado a las artesanías que se producen en esta comisaría: Piedra y madera, tesoros de Dzityá. —A.N.

Halachó: Donde preciadas artesanías de palma se tejen en cuevas

Dentro del vientre rocoso de una cueva húmeda, que sirve como refugio del calor abrasador, una abuela demuestra una destreza impresionante con sus dedos, tejiendo rápidamente un distinguido sombrero de jipijapa hecho con hojas de palma secas. Al terminar, admira el producto final, que será la pieza central de su tienda en el mercado cercano. Con cuidado, comienza a subir por una vieja escalera de madera, anticipando con emoción la llegada de su primer cliente. Doña Juanita es una de las muchas personas en Halachó que consideran las artesanías su vocación y mantienen viva una antigua tradición en Yucatán.

Sin embargo, el sombrero no es el único producto que esta artesana domina, elaborado con las hojas de la palma Carludovica palmata (también conocida como planta de jipijapa o de sombrero panameño). En su pequeña tienda también encontrarás coloridas cajas de joyería, bolsos, pulseras, llaveros, rosarios, aretes, collares y abanicos plegables, entre otros artículos. La habilidad para tejer estos productos requiere años de práctica, y muchas personas de Halachó empiezan a aprender la técnica desde muy jóvenes. Las altas temperaturas de la Península de Yucatán obligan a que las hojas de palma se almacenen en cuevas húmedas, para evitar que se vuelvan quebradizas. La mayoría de los artesanos tienen cuevas dentro de sus propios hogares.

En 2012, el tejido de sombreros de jipijapa fue incluido en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO, y varias comunidades mayas de Yucatán y Campeche han practicado este oficio durante más de 200 años. Según los registros históricos, dos hermanos, Sixto y Pedro García, introdujeron la planta en México a principios del siglo XIX, después de viajar por Centroamérica. Se dice que plantaron jipijapas en la hacienda henequenera Santa Cruz, en Calkiní, Campeche, que en ese entonces era parte del estado de Yucatán.

Halachó es un encantador pueblo de alrededor de diez mil habitantes, ubicado en el borde occidental de Yucatán, en la frontera con el estado vecino de Campeche. Se encuentra a unos 77 kilómetros de la ciudad de Mérida, y las rutas de transporte público te llevan al pueblo en aproximadamente una hora y 40 minutos. El precio de un sombrero de jipijapa puede variar entre $500 y $5,000 pesos, mientras que artículos más pequeños, como abanicos o pulseras, rondan entre $50 y $100 pesos. Cajas de joyería y collares pueden ser más caros, pero no te preocupes, ¡los precios serían mucho más altos si los compraras en el extranjero! —M.V.

Hunucmá

Sede de la producción de calzado de piel de la Península, sobre todo masculino. Encuentras también cinturones, bolsas y artículos para caballería, además de zapatos para dama.

Izamal

Encuentras hermosos collares, pulseras, aretes o bellos rosarios en los que se combina cocoyol con espinas de henequén. Visita el taller de Don Esteban Aban.

Kimbilá: El arte del bordado, del hilo al diseño

Kimbilá es una comisaría del municipio de Izamal (a unos 45 minutos de Mérida), que destaca por sus prendas típicas de nuestra región, llenas de coloridos y bellos bordados elaborados por artesanas y artesanos yucatecos.

En Kimbilá encontrarás, en cada esquina, tiendas y locales donde puedes comprar un sinfín de productos. La gama es amplísima, y va desde prendas como blusas, guayaberas, vestidos, conjuntos, hipiles y ternos, hasta accesorios complementarios como lo son aretes bordados, sombreros o rebozos, por mencionar algunos. Las prendas que se elaboran aquí son increíblemente variadas, en materiales de poliéster, algodón, lino y hasta rayón, en todas las tallas, y con técnicas a mano, a máquina de pedal, e incluso con bordado computarizado.

Entre los principales patrones de bordado se encuentran las flores, veletas y animales como pájaros o venados, entre otras figuras de la región. Encontrarás también amplia variedad de diseños novedosos como personajes de películas, princesas o superhéroes; sin embargo, siempre se busca conservar y mantener el diseño tradicional de las prendas yucatecas. El precio de cada prenda suele depender del acabado de las mismas; en otras palabras de qué tanto detalle tenga en el bordado, el tipo de tela, e inclusive la técnica con que fue hecho.

Un dato interesante es que en Kimbilá la elaboración de prendas bordadas no es algo exclusivo de la mujer. Cientos de familias se dedican a ello y le enseñan a sus hijos, sin importar el género, a realizar este oficio, por lo que tanto hombres como mujeres se dedican y participan en el proceso de creación.

Cabe destacar y es digno de admirar la resiliencia de sus pobladores, quienes se dedicaban al cultivo del henequén hasta antes del huracán Isidoro (2002). La devastación que dejó este meteoro obligó a un sinfín de personas a dejar atrás esta industria, adaptándose y buscando nuevas fuentes de ingresos. —G.R.

Maní: Famoso por su poc chuc, pero no sólo eso

Por muchos años, la mayoría de los yucatecos asociamos al poblado de Maní con el mejor poc chuc (filetes de cerdo asado) que se puede comer en el sureste. Eso, en realidad, no ha cambiado: el poc chuc que se elabora en Maní sigue siendo legendario, con justa razón.

Los meliponarios de Maní

Sin embargo, el Pueblo Mágico de Maní ahora destaca también por ser el hogar de varios meliponarios (granjas de abejas nativas sin aguijón). Por si no has oído hablar de las abejas meliponas, éstas son una variedad local que se distingue, no sólo por no picar, sino además por la miel que producen, de un sabor y aroma muy distintivo y una consistencia menos viscosa.

Otras dos características de la miel de melipona son, primero, que se cree que ésta aporta increíbles beneficios a la salud de quien la consume, desde elevar las defensas del sistema inmunológico hasta aliviar las cataratas oculares. Segundo, que las abejas meliponas producen únicamente alrededor de un litro de miel al año. La combinación de estos factores hace que la miel de melipona esté altamente cotizada, vendiéndose en cantidades mínimas (de 50 a 70 ml), a precios que usualmente rondan los $3,000 pesos por litro.

El bordado de Maní

Por último, pero no menos importante, Maní también destaca por la calidad de sus bordados. No hablamos únicamente del punto de cruz, aunque definitivamente es uno de sus fuertes, sino también del bordado a máquina de pedal. Especialmente para prendas netamente típicas (como guayaberas, hipiles y ternos), Maní es una excelente opción para ir de compras, pero también es fácil encontrar prendas más modernas, incluyendo vestidos, faldas y camisas regulares, por mencionar algunas.

Descubre más sobre los atractivos de Maní y las muchas actividades que ahí se ofrecen en nuestro artículo, Maní, el lugar donde todo pasó. 

Muna

En esta zona sur de la sur también se elaboran tallados de madera, ya sean figuras de animales típicos de la zona como aves, tucanes y otros mamíferos.

Pisté

También encuentras objetos tallados de madera en figuras mayas, mascarones y otros más.

Temozón: Carne y madera

El pueblo de Temozón, ubicado a escasos minutos de Valladolid en el camino que lleva a Ek Balam y luego la costa, es famosa por dos cosas relacionadas con la abundancia de maderas de todo tipo: sus hábiles carpinteros y su deliciosa carne y longaniza ahumada.

Para encontrar un buen ejemplo de cualquiera de las dos, basta con entrar al pueblo por la carretera que lo atraviesa rumbo a Tizimín y la costa.

Ahí verás muchos locales exhibiendo muebles que van desde sillas mecedoras hasta mesitas y bases de cama de todo tipo. Cada pieza está hecha de mucha calidad y de maderas preciosas como pucté, pich y caoba, probablemente porque estos árboles se dan en la región, cuyo suelo es mucho más generoso que la rocosa superficie del norte de la península donde se encuentra Mérida. Tip: puedes llevar un diseño o recorte de revista de algo para tu casa y encargarlo para que te lo hagan a tu medida. Igualmente verás letreros anunciando carne ahumada y longaniza a la venta y hasta pequeños restaurantes ofreciendo tacos de esta especialidad.

El mejor ejemplo y donde vale la pena parar, es Carnes Ahumadas Concepción, donde además de muebles en exhibición encontrarás un menú que ofrece todas las carnes que preparan ahí mismo. No dejes de pedir permiso para entrar al área de ahumado; es fascinante ver toda la carne colgada ahí en los “ahumaderos”, con su olor delicioso y un ambiente lleno de humo. Pide el platillo familiar que tiene de todo (hasta queso de hebra) y lo que no puedes comer, llévalo a casa para disfrutar con unos huevitos revueltos para el desayuno. —R.H.

Ticul: Arte desde la tierra hasta la suela

Ticul es un municipio que se encuentra entre Oxkutzcab y Muna, en la zona que se conoce como el Puuc o Sierrita. Ticul es conocido por su increíble e ingenioso calzado artesanal y por las piezas realizadas por sus talentosos alfareros yucatecos.

Arte y comodidad en cada paso en Ticul

Desde sandalias hasta botas tipo militar, el calzado que en Ticul se elabora (tanto de manera artesanal como semi-industrial) se caracteriza no sólo por su comodidad y buen precio, sino también por sus diseños atractivos y su alta calidad. Ticul ofrece una amplia variedad de colores, materiales y tallas, y se especializa en la fabricación de calzado femenino e infantil.

También conocido como “La Perla del Sur”, el 70% de la población ticuleña se dedica a la industria del calzado, por lo que muchas de las casas fueron rediseñadas para convertirlas en zapaterías. El 30% de lo que se produce en sus numerosas fábricas se consume ahí mismo mientras que el 70% se comercializa en el resto de Yucatán y en los estados vecinos como Campeche y Tabasco.

Desde el diseño del corte, pasando por el armado y el montado hasta tener una pieza completa, es todo un proceso del cual se sienten orgullosas las y los zapateros de Ticul, llevándolos a ser el principal exponente en la creación de calzado de la zona sur de México.

Del barro y del fuego de Ticul

Ticul es también, sin duda, el centro alfarero más importante de nuestro estado. Sus talentosos alfareros y alfareras transforman la tierra en arte-objeto, continuando con las técnicas heredadas por los mayas.

La calle 23 de Ticul, conocida como “la calle de las artesanías”, está llena de talleres y tiendas con piezas elaboradas por manos artesanas yucatecas. Existe una enorme variedad y surtido de artesanías que van desde macetas, alcancías, adornos para la pared y recuerdos para eventos que se pueden personalizar, hasta réplicas de esculturas dioses mayas.

El proceso es completamente artesanal. Aquí los alfareros utilizan tierra blanca conocida como “saskab”, con la que van moldeando a pulso las figuras.

Ticul está habitado por personas talentosas y trabajadoras que, a través de su labor, preservan nuestra cultura y tradiciones. Sin duda, es un destino imperdible del que es prácticamente imposible salir con las manos vacías.

Tekit

La prenda estrella de la población son las guayaberas. Aquí puedes comprar dentro de la gran variedad de diseños que hay o bien encargar una a la medida.

Teabo

Las mujeres bordadoras de esta población destacan por su laboriosa dedicación en prendas típicas, sobre todo ternos.

Tixkokob: Hogar de artesanos de hamacas de primera clase

En la esquina de un modesto taller artesanal, rodeada de textiles multicolores, una anciana maya entrelaza meticulosamente hilos de algodón sobre un marco de madera, con la esperanza de que su nueva obra maestra atraiga visitantes de todas partes. Desde la elección de la tela hasta la creación del diseño, después de casi dos semanas, la hamaca tejida a mano por doña Maribel está casi lista, solo le faltan los últimos detalles. Doña Maribel forma parte de un grupo de artesanos de la famosa localidad de Tixkokob, conocidos por producir algunas de las mejores hamacas tejidas a mano que se encuentran en Yucatán.

Alrededor de mil familias viven de este antiguo oficio, que es un símbolo del estado, y están inmensamente orgullosas de su trabajo. Y ¿quién puede culparlos? Estos artesanos son el motor de la economía de Tixkokob, ya que su experiencia atrae a viajeros de todo el país y del extranjero que vienen a maravillarse con sus productos. No es de extrañar que la estrella de Hollywood, Ryan Gosling, visitara el pueblo en 2012 y quedara enamorado de su encanto, ¡incluso se dio un paseo en mototaxi por el mercado!

La tradición de la fabricación de hamacas en Tixkokob se remonta a siglos atrás, quizás incluso más, y su legado ha pasado de generación en generación. Es común ver a los ancianos tejiendo sus productos junto a sus nietos en los talleres que abundan en el distrito del mercado. Es, verdaderamente, un asunto familiar. Se acepta generalmente que los orígenes de la hamaca comenzaron hace aproximadamente 1,000 años en América del Norte y Central, de la mano de los antiguos mayas.

El pueblo de Tixkokob, que cuenta con casi 20,000 habitantes, se encuentra justo en una de las paradas del Tren Maya, a sólo 24 kilómetros de Mérida, pero también hay mucho transporte público desde la ciudad. Una hamaca hecha de hilos de nylon puede costar alrededor de $600 pesos, mientras que las de 100% algodón oscilan entre los $2,500 y $3,000 pesos. Pero si buscas la mejor calidad, las hamacas hechas de hilos de henequén son lo más exclusivo y pueden llegar a costar hasta $8,000 pesos. Algunas de estas hamacas se exportan a los Estados Unidos o incluso a Europa, donde sus precios pueden multiplicarse por diez. Con unos 30 talleres alrededor del centro de Tixkokob, los locales dicen que producen miles de hamacas cada año. Sin embargo, siempre se agotan, por lo que, si estás interesado en una pieza de arte fino que también es un lugar cómodo para descansar, ¡mejor haz tu pedido lo antes posible! —M.V.

Xocchel: Artesanías de soskil y bejuco

Xocchel es un municipio que se ubica en la antigua región henequenera de Yucatán, cerca de la zona arqueológica de Chichén Itzá y del anillo de cenotes, a 48 km de Mérida y a 20 km de Izamal.

Xocchel es conocido en todo el estado por sus artesanías de soskil (fibra de henequén) y bejuco, además de su ropa típica y productos de la miel. Para conocer un poco más sobre la producción de artículos de henequén, te invito a visitar los talleres de los colectivos artesanales, en especial el taller y tienda de la reconocida artesana xoccheleña doña Celsa Iuit Moo, creadora de varias técnicas del uso de la fibra de henequén, y en donde encontrarás bolsos, tortilleros, alhajeros y varias otras curiosidades; además, ahí mismo podrás conocer cómo se elabora el teñido de las fibras.

Conoce más sobre lo que podrás encontrar si visitas Xocchel, al oriente de Mérida en dirección a Quintana Roo en nuestro artículo Xocchel: el lugar donde se “cuentan urracas”. —L.D.

Por Luis Dzul Casanova, Ralf Hollmann, Alicia Navarrete Alonso, Goretty Ramos Calderón, Mark Viales