Deja salir tu lado “Indiana Jones” y aventúrate a visitar San Manuel, Tizimín
¿Caminar entre senderos de selva baja, descubrir cenotes vírgenes y cuevas únicas mientras te acompaña uno que otro mono, alguna serpiente y si tienes suerte, un felino? Todo eso puedes vivir en ¡San Manuel, Tizimín!
Esta pequeña población de Yucatán, con menos de 400 habitantes, está ubicada a 50 kilómetros de Tizimín y ofrece interesantes atractivos naturales: cenotes vírgenes, cuevas llenas de misterio e historia y caminos para practicar senderismo en la selva maya. Deja que aflore tu lado explorador y aventurero, al puro estilo “Indiana Jones”.
Para llegar a San Manuel desde Mérida, prepárate para un viaje en carretera de poco más de 2 horas y media en el que podrás admirar un paisaje muy diferente a lo que sueles conocer de Yucatán, con pastizales y vegetación que llenarán tu vista, ya que es una zona predominantemente ganadera. Procura estar atento mientras manejas, ya que también se cruzan tejones y ganado. Llega a Tizimín, sigue el camino rumbo a Colonia Yucatán y toma la desviación hacia Popolnah hasta llegar a San Manuel (Km 11).
Al llegar a San Manuel Kilómetro Once visita el Museo Comunitario (horario lunes a viernes de 10 am – 1 pm y 3 pm – 6:30 pm) inaugurado en octubre de 2017. Exhibe como pieza principal una chocolatera o vertedera de agua encontrada en el cenote ubicado en la población, así como otras piezas que muestran la importancia del cacao dentro de la cultura maya. Luego de investigaciones realizadas por el INAH y National Geographic, también descubrieron en el cenote del pueblo un cráneo humano así como restos de máscaras y vestigios de cerámica, consideradas como las más antiguas encontradas en la Península. Se estima que esta zona, al contar con varias fuentes de agua (cenotes), servía de paso para los viajeros y para realizar ofrendas al inframundo.
No te pierdas la explicación de las diversas exploraciones por parte de la encargada del Museo, Lizbeth Chí. Ella te platicará del primer descubrimiento y de los investigadores internacionales y nacionales que se adentraron en las profundidades del cenote recabando más de 8 piezas casi intactas que aun hoy siguen estudiándose. Además, junto al cenote donde se extrajeron las piezas, notarás una pequeña capilla típica de esta zona, con una cruz de madera en la puerta. Visítala y constata su sencillez.
La aventura sigue en la selva maya de esta zona, pero es necesario que te apoyes en un guía que conozca los caminos y te lleve a descubrir tesoros naturales inimaginables. En mi caso tuve la fortuna de contar con Alejandro y Erika Cupul, padre e hija, guías ecoturísticos de la asociación Ma’alob K’iin, quienes junto con Neydi Cardeña, del departamento de Turismo Municipal de Tizimín me acompañaron en una travesía inspiradora en el que visitamos varios cenotes y cuevas. Procura llevar agua suficiente, zapatos y ropa cómoda, así como gorra y protector solar porque la caminata es de varias horas.
A poco menos de un kilómetro de la carretera principal de San Manuel, caminamos por la selva hasta llegar al cenote “Kukulkán”, nombrado así por la forma sinuosa que rodea este asentamiento de agua. Mientras disfrutamos la vista, una serpiente no venenosa asomó entre las ramas y se dejó fotografiar, tal vez otorgándonos permiso para estar ahí.
Procura tomar una fotografía desde arriba para apreciar la belleza de este lugar. También puedes descender por la escalera rústica y mirar hacia el suelo, entre las hojas y las piedras encuentras pequeñas ¡conchas de mar! Recordemos que el puerto de El Cuyo se encuentra a menos de 30 kilómetros.
El misterio de las conchas y fósiles marinos que se encuentran en San Manuel seguramente te intrigará mucho. Sumemos a las explicaciones que la Península estaba sumergida bajo el mar y emergió hace algunos millones de años. A lo largo del camino por la selva maya de esta población es común encontrarte conchas intactas y restos de fósiles marinos, lo que hace única esta aventura.
Continuamos nuestro viaje visitando la “Cueva del León”, un cenote de tipo cavernoso que ha quedado seco. Ahí necesitarás el apoyo de una lámpara para descubrir las formaciones rocosas y de estalactitas, ya que solo posee una entrada de luz pequeña. La jornada sigue luego de 30 minutos de caminata por la selva maya; si tienes suerte puedes encontrarte con monos araña y felinos. El destino es un cenote abierto de gran tamaño, ideal para observación, una maravilla escondida.
San Manuel tiene tesoros naturales, más de 100 cenotes registrados de todo tipo. Puedes conocer algunos en una jornada de poco más de 6 horas como yo, o incluso en un día completo con opción a quedarte hospedado en Tizimín o El Cuyo. Vivirás una aventura inolvidable.
Luego de tu visita en San Manuel puedes seguir tu viaje para hospedarte en El Cuyo, ahí disfrutarás la maravilla del mar y las diversas opciones de hospedaje y alimentación. O bien, en Tizimín, donde también puedes descansar luego de esta jornada agotadora de descubrimiento.
Editorial y fotografías por Violeta H. Cantarell para uso en Yucatán Today
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