Un año más que nos lleva Mamá Linda a celebrarla. Te preguntarás «¿pero quién es Mamá Linda?». Ella es ni más ni menos que la Reina y Patrona de Yucatán, la Virgen de la Inmaculada Concepción, la cual embellece el Convento de San Antonio de Padua en Izamal y a quien se le festeja cada 8 de diciembre.
Déjame contarte un poco de la historia de la Virgen de Izamal. En 1558, Fray Diego de Landa mandó hacer a Guatemala un par de estatuas gemelas de la Virgen, una para Izamal y otra para Mérida. Desde entonces la Virgen es conocida por sus múltiples milagros, como liberar a Mérida de varias epidemias y plagas de langosta o ponerse mucho más pesada al intentar trasladarla a Valladolid. Lamentablemente la Virgen que vemos hoy no es la misma porque, en la madrugada del 17 de abril de 1829, un incendio destruyó la imagen original y los izamaleños pidieron que se donara la gemela que estaba en Mérida. Con el deseo concedido, y la imagen trasladada desde la capital, Mamá Linda volvió a habitar la pequeña capilla detrás de la iglesia.
El 29 de noviembre de cada año comienzan los preparativos para la fiesta cuando bajan a la Virgen de su camarín, el cual está ubicado en la parte superior de la iglesia, al altar. Aunque este año las celebraciones públicas han sido suspendidas, usualmente puedes disfrutar las procesiones de los diversos gremios y, el 7 de diciembre por la noche, una serenata en honor a Mamá Linda en el atrio del convento, ¿el broche de oro? Unas bellas “Mañanitas” a la medianoche. Esta celebración es considerada una de las más importantes en el ámbito religioso desde el siglo XVII.
Espero con emoción en diciembre encontrarme nuevamente en Izamal para disfrutar de la entrada del gremio, la misa en honor a la virgen y la famosa procesión con la venerada imagen por las calles más importantes de la ciudad.
Editorial por Natalia Bejarano Calero
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