El verdadero Paseo de las Ánimas
La celebración del Janal Pixan es una tradición yucateca emblemática, con un valor sentimental y cultural muy amplio. Las casas (y hasta algunas calles) se llenan de altares, pibes, flores y frutas de temporada; el clima y el ambiente cambian, las tardes oscurecen más temprano y las personas finalizan sus actividades un poco antes de lo normal. Todos se preparan para la visita de sus fieles difuntos.
Esta festividad no se limita a preparar un altar u ofrenda en casa. Los yucatecos realizamos una limpieza exhaustiva en nuestros hogares: arreglamos, dejamos todo finamente ordenado y limpio para recibir a nuestros seres queridos de la manera en que se merecen.
Tanto niños como adultos deciden dormir antes de las 10 de la noche, para que al llegar la visita, no se encuentren con los vivos y puedan disfrutar del banquete que les fue preparado. Ya todo listo, comienza el verdadero paseo de las ánimas o pixanes (plural castellanizado de la palabra maya Pixan, que significa alma).
El tiempo de finados, como comúnmente se le llama, es el momento en que los portales se abren y los muertos regresan al mundo de los vivos. Los Pixanes, se cree, salen del cementerio en procesión y toman las calles de la ciudad, dirigiéndose a sus hogares a recibir y disfrutar de la ofrenda preparada con mucho cariño por sus familias. Sin embargo, no sólo regresan nuestros familiares y amigos; regresan todas las ánimas, incluso aquellas a las que se conoce como “almas solas”, pues no tienen quién las recuerde o les ponga una ofrenda.
Recuerdo cada año oír a mi abuelita contar una y otra vez la misma historia, generación tras generación: durante ese tiempo, si caminas por las calles oscuras a altas horas de la noche, podrías toparte con la procesión de las ánimas.
Este encuentro no debe confundirse con el Festival del Paseo de las Ánimas que organiza cada año el ayuntamiento de Mérida : personas disfrazadas, niños y adultos con las caras pintadas en forma de cráneos, trajes regionales por doquier… vaya, una representación de las ánimas. A diferencia de este paseo, una experiencia única y muy bonita, el encuentro con la verdadera procesión termina con consecuencias fatales.
Cuenta la leyenda que aquella persona que sale de casa tarde o bien, se encuentra deambulando por las calles a altas horas de la noche, se encontrará a los pixanes, quienes se acercarán y le ofrecerán una veladora. Al día siguiente, la veladora se habrá transformado en un hueso humano, marcando un destino fatal para la persona que aceptó el regalo. Al pasar de los días comenzará con calenturas y fiebres inexplicables, interpretadas como un aviso de que las almas volverán por aquella persona en su siguiente procesión.
Se dice que este encuentro es más frecuente en personas que son escépticas y aquellas que deciden retar o ignorar las advertencias de quienes, con su sabiduría, nos siguen compartiendo esta leyenda yucateca digna de ser recordada en estas épocas de finados.
Fotografía por H. Ayuntamiento de Mérida, Bruce Edmiston, Alejandro Molina Poot y Cassie Pearse para su uso en Yucatán Today.
Autor: Goretty Ramos
Comunicóloga feminista con delirios de artista y serigrafista. Investigar, aprender y compartir.