Los guardianes de lo invisible: los J-meenes o sacerdotes mayas
El caos existe, pero el mundo siempre tiende a buscar el equilibrio, y por lo general, lo encuentra. Es así como la vida es posible, es así como los ríos pueden fluir y las cosechas darse en su temporada. En esta ocasión, quiero contarte sobre algunos de los guardianes que ayudan a que este equilibrio natural sea posible: los J-meenes .
Su definición más común, de esas que nos salen en las primeras búsquedas de internet, describe a estos médicos tradicionales como un sabio, brujo o curandero, conocedor hierbatero de un lugar. Otra forma de nombrarlos sería “sacerdote maya capaz de usar el Sáastun o piedra de adivinar para curar males espirituales”. Y aunque no hay por qué quitarle mérito a la información que con facilidad nos pone al alcance Wikipedia, hoy quiero compartirte cómo se define un J-meen a sí mismo.
Juan Lavadores Canto, nacido en Oxkutzcab, Yucatán, es un J-meen de más de 80 años que colabora desde 2007 con la Universidad Intercultural Maya de Quintana Roo. Con ayuda del profesor Francisco J. Rosado May, dejó un testimonio escrito sobre su vida como J-meen, que está disponible de forma gratuita como parte de la publicación “Sin memoria no hay historia”, publicada por Glocal Bej A.C.
Ser un J-meen, en palabras de Juan, consiste en encontrar paz entre las cosas visibles e invisibles del mundo. Seguro concordarás conmigo en que hay cosas en esta realidad que ni la ciencia ni nuestros ojos logran observar. Además, los J-meenes ofrecen servicios como el Waajil Kool o primicia de la milpa, el Jets’ Lu’um (calmar a la tierra), el Jo’olche’ (agradecimiento por la primera cosecha), el Looj (protección del pueblo), y el Ch’a Cháak, que sirve para pedir lluvia o simplemente para pedir y ofrecer una cosecha a los “dueños verdaderos” del lugar, servicio recurrente cuando los terrenos son vendidos a personas fuera de las comunidades mayas para construir nuevas edificaciones en ellos.
Se sabe, y ha observado que, si no se hacen estas ceremonias y ofrendas, los trabajos realizados en estos terrenos suelen tener un fracasado destino: los animales se pierden, hay problemas en las familias y en la comunidad, entre otras dificultades. Es por esta razón que las personas siguen buscando sus servicios, aún cuando este legado desaparezca a ritmos cada vez más acelerados.
La preferencia de las nuevas generaciones por viajar a la ciudad a estudiar una licenciatura dificulta que Juan le enseñe a su hijo, o a cualquier otro joven, esta milenaria profesión. Por siglos, ésta (de generación en generación) fue una de las maneras en la que los J-meenes adquirieron sus conocimientos.
No obstante, otra forma de obtener este don es a través de la elección divina. En estos casos, al J-meen se le anuncia su destino a través de sueños o experiencias igual de místicas que reales, tal y como le pasó a Juan, quien fue instruido por un hombre misterioso que se le apareció en la milpa un día cualquiera cuando niño.
El caso de Juan Lavadores Canto es especial ya que, aun cuando en casi todas las poblaciones mayas existen J-meenes, estos no suelen compartir deliberadamente su identidad y conocimientos con extraños. De hecho, si vieras uno por la calle, ni siquiera te enterarías, pues su porte y vestimenta los hacen lucir como cualquier otro señor de su comunidad.
Su identidad te será revelada sólo cuando veas a alguno poner manos a la obra. Cuando en los rituales digan los rezos justos, soliciten la cantidad de gallinas exacta para la ofrenda o cuando les indiquen a sus ayudantes, con una bonanza casi irreal, cómo debe prepararse el piim o tortilla gorda para el ritual de apertura de cultivos. Sólo así podrás saber cuando estés frente a un genuino J-meen. Cuando después de su labor, la tierra por fin encuentra su paz.
Cargados de algunas diferencias con los J-meenes, existen otros médicos tradicionales mayas como lo son los Pul Ya’ajo’ ob (hechicheros) , J-ts’aakes (curanderos) o los más conocidos chamanes . Así como éstos, en las culturas originarias del mundo son cientos los nombres que se les dan a las personas capaces de ver aquello invisible a los ojos. Distintos nombres, mismo don. Y eso, más que una coincidencia, sólo reafirma la vasta cantidad de secretos del universo que aún se esconden a los ojos de la humanidad, o al menos, a la mayor parte de ella.
B. Fotografías por H. Ayuntamiento de Mérida, Violeta H. Cantarell, Juan Lavadores Canto y Yucatán Today para su uso en Yucatán Today.
Fuentes
Rosado-May, Francisco. (2018). UN JMEN COLABORANDO CON LA UNIVERSIDAD INTERCULTURAL MAYA DE QUINTANA ROO. https://www.academia.edu/38020467/
Vera-Ku, Blanca. (2019). Medicina tradicional maya-yucateca. https://bit.ly/1902mvk