No hay dos comunidades, pueblos o ciudades en Yucatán que celebren el Janal Pixan de la misma forma. Quizá similares, todos tienen sus pequeñas – o grandes – diferencias. Por azares de la vida, he coincidido con personas con quienes conversé sobre el Janal Pixan de sus hogares, y sus pueblos: Xocén, en las cercanías de Valladolid, y Tabi, un pequeño pueblo a unos minutos de Sotuta.
Xocén recibe la visita de un mensajero avisando sobre la llegada de las ánimas a finales de octubre, principios de noviembre: un ave llamada papamoscas del este (Contopus virens). Su canto, con un sonido similar a la expresión en maya para “tengo hambre”, es una señal para los locales: es tiempo de Janal Pixan. Miguel Nahuat Tun, guía en Xocén Birding Trail, relata que en el pueblo no tarda en oírse “se acerca el dos de noviembre, vamos a comer Pib”. En Tabi, en cambio, no hay un ave mensajera, pero sí la inminente llegada de las fechas festivas.
Los preparativos comienzan con días de anticipación, cuenta Lupita Chan, sacristana de la iglesia de Tabi. Se realiza una limpieza en el terreno de las casas y el cementerio, y ponen el altar para que, a la medianoche del 30 de octubre, reciban a las ánimas que comienzan a salir. Los altares de Tabi se hacen mayormente en el interior de los hogares, aunque algunos los ponen un poco más a la vista. Colocan velas, flores como el amor seco (Xmul morada), Xtés rojos, X’pujuc (florecitas amarillas) y flores blancas.
A partir de las primeras horas del 31 de octubre, se escucha a los niños pasar por la calle, gritando, hablando, jugando… aunque, si sales, verás las calles desiertas. “Están llegando las ánimas, se les escucha”, asegura Miguel. Estas presencias se repiten en Tabi, como en todo México. En estas fechas, se siente una energía diferente que Miguel ni Lupita – por separado – pueden describir.
Con mucho respeto, los xocenenses se preparan para Janal Pixan, que celebran durante ocho días a partir del 31 de octubre. En cambio, en Tabi se mantiene firme la creencia de que las ánimas están de visita por todo el mes de noviembre. En la cultura maya se le conoce al octavo día como “Biix” (Ochavario); para los xocenenses, las ánimas comienzan a despedirse. Pese a las diferentes creencias, es entonces cuando se cocina el Pib tanto en Tabi como en Xocén, donde además se realizan los rezos y las ofrendas referentes a nuestro delicioso tamal gigante.
¿Sabías que el Pib es el platillo que sí se pueden llevar las ánimas? Si hacen un rezo y ofrecen un platillo con caldo, se les cae en el camino. En cambio, el Pib – además de estar asociado a la muerte a través del entierro bajo tierra – es sólido y se lo pueden llevar.
¿Qué ocurre entre el 31 de octubre y el Biix? Es tiempo de rezos, ofrendas y una convivencia que abraza con el espíritu. Los altares se preparan en una mesa rectangular cuyas cuatro patas simbolizan los cuatro puntos cardinales, importantes en la cultura maya. Se pueden hallar cosas y la comida que le gustaba a los fallecidos, entre otras cosas, como fotos, comida y una cruz de madera. En Xocén, además, se coloca una bolita de masa y una jícara con agua, que se tiran al terminar los rezos; bajo la mesa, un lek con maíz, huevo y jabón.
Una vez con la mesa lista, comienzan los rezos antes de cada comida. Para el desayuno, por ejemplo, recuerdan Lupita y Miguel, se levantan a las 3 am para empezar a hacer el chocolate. En Xocén, estas tablillas se preparan un par de días antes. Una vez listo el chocolate batido, éste se pone en la mesa en compañía del pan. Los rezos se retoman al mediodía, cuando sirven las comidas que disfrutaban los fallecidos, como relleno negro y escabeche; platillos con los que crecieron en el pueblo.
Por las noches, además, se colocan velas en las entradas de las casas y en las bardas o albarradas para iluminar el camino. Tampoco falta el incienso y, si el altar es para un adulto, el licor de su preferencia.
Siempre, al finalizar los rezos, es tiempo de compartir los alimentos con la familia y los vecinos. Únicamente para probarlos, pues, explica Miguel Nahuat, “nunca vas a sentir que te llenas con la comida: la esencia se la agarraron los difuntos”. Mientras que en Xocén algunas familias extienden sus rezos a lo largo del mes, en Tabi continúan alimentando a las ánimas y el último día de noviembre hacen la última ofrenda: el sabroso Pib de despedida.
Editorial por Olivia Camarena Cervera
Comunicóloga yucateca. Tu Assistant Editor favorita. Escritora, blogger y bookstagrammer en su tiempo libre; experimenta con TikTok.
Fotografías por Ángel Castillo para su uso en Yucatán Today.
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