No importa en qué circunstancias me conozcas, de inmediato, de alguna forma, te vas a enterar que me encanta la comida. Me gusta cocinarla, me gusta aprender sobre ella (si a ti también, ¿ya escuchas el podcast Gastropod?), y sobre todo, me gusta probarla. Ha sido para mí un verdadero placer presenciar el crecimiento gastronómico de Mérida. Me tocó escuchar sobre un lugar de tacos en Tanlum donde habían inventado una pizza al pastor, y a probar la primera sushi-barra de Mérida cuando abrió, cuando todavía le tenían que explicar a la gente qué era el wasabi y qué era el jengibre. También llevo en el corazón los recuerdos de un sinfín de lugares que, por distintos motivos, ya no existen, como el primer restaurante indio de Mérida (en la Av. Cámara de Comercio), o el sobresaliente restaurante francés Bruno Bistro (en la Av. José Díaz Bolio).
También sucede que tengo la suerte, como editora de Yucatán Today, recibir invitaciones para probar nuevos lugares que algunos de mis amigos menos comelones posiblemente no querrían aventurarse a probar. Además, como yucateca de siempre, también conozco muchos de los restaurantes que, aunque no son tradicionales, son típicos de Mérida por llevar ya varias décadas dando servicio. Y es cierto que influencers y creadores de contenido de comida en Mérida hay por montones; aun así, me las arreglé para convencer a la directora de esta empresa de que quizá haya alguien a quien le pueda interesar leer una reseña de algún restaurante escrita por mí.
Es muy importante para mí enfatizar el siguiente punto: no recibo ningún pago por ir a restaurantes; ojalá. De hecho, cuando originalmente pensé en crear esta columna, mi primer reparo fue precisamente que muchos de los restaurantes de los que me gustaría hablar me invitaron a conocerlos por ser editora de Yucatán Today. Y la verdad es que el trato puede ser muy distinto cuando te reciben especialmente, comparado con cuando eres uno más entre un mar de comensales.
Para asegurarme de que sea justo, la regla es que nunca escribiré sobre un restaurante que sólo haya visitado por invitación. De hecho, tampoco escribiré sobre un restaurante al que sólo haya ido una vez. Sin embargo, ten en cuenta que al mejor cocinero se le sala la sopa de vez en cuando, y que tanto la gente como las circunstancias siempre tienden a cambiar. En otras palabras, cada quien cuenta cómo le fue en la feria.
En todo caso, para empezar, déjame contarte sobre un restaurante japonés distinto a muchos otros: Kōfuku.
