El otro día mi hija más joven, mi yerno y yo decidimos hacer un viaje de un día desde nuestra cómoda casa rentada y aventurarnos a Tecoh para ver lo que esas grutas ofrecen. Es relativamente un viaje corto de 25 minutos sobre la carretera 18 desde Mérida.
Cuando llegué a Tecoh simplemente continué sobre la carretera principal que cruza el pueblo y encontré una gran señal en blanco y negro a la izquierda que dirige hacia las grutas.
La entrada nos condujo a lo que a primera vista parece ser una granja con unos cuantos edificios. Después de estacionar el automóvil nos encontramos con nuestro guía, un hombre Maya con playera blanca, pantalones khaki y sombrero de paja. Nos presentó un mapa del sistema de cavernas en español y en inglés, y una linterna para cada uno de nosotros. Acto seguido nos condujo hacia las entrañas del inframundo Maya.
Al entrar a las grutas fuimos sorprendidos por dos hechos – era al menos 10° F más caliente en la cueva y mucho más húmedo. He estado en grutas en Francia y Nueva Zelanda y estas eran las primeras que había visto donde la temperatura ambiente era más cálida que la temperatura en la superficie.
Inmediatamente después de entrar había una colonia muy grande de golondrinas. Sus nidos colgaban por todo el techo. De acuerdo con el mapa y el guía hay 13 cenotes dentro del sistema marcados en el mapa. Hay de seguro más pero tomaría una buena sumergida con todo el equipo necesario para buceo. En mi pequeño grupo solo fuimos tan lejos como el quinto cenote antes de darnos cuenta de que estábamos erróneamente vestidos para el trabajo en cuestión.
Hay varias secciones donde la manera primordial de avanzar es con los codos y las rodillas. Otros lugares requieren cruzar cenotes. A los 63 años de edad esta no es la forma más fácil de viajar. Mi yerno hubiese estado maravillado de seguir a donde el guía nos llevara, pero él también pensó que era divertido tirarse a rapel de helicópteros a más de doscientos pies de altura cuando estaba en la armada.
Tengo unas sugerencias para quien quiera ir a esta excursión: Utilice ropa que puedan ensuciarse sin mayores inconvenientes. Traiga una linterna plenamente cargada o con baterías nuevas. Prepárese para mojarse al menos hasta la cintura y tener una toalla con usted o en el automóvil. Mantenga un ojo en la altura del techo y cuídese de las estalactitas (han estado aquí desde hace miles de años y no se moverán al ser encontradas por su cabeza).
Estoy seguro que al estar propiamente preparado para la ocasión disfrutará de las grutas de Tecoh. Como siempre, uno debe recordar llevar consigo agua; la humedad añadida dentro de las grutas le hará tomarse hasta sus reservas de agua.
Después de Tecoh decidimos visitar Dzibilchaltún y su cenote Xlacah. Dzibilchaltún está aproximadamente entre Mérida y Progreso y de regreso sobre nuestro camino a San Benito.
Dzibilchaltún tiene la distinción de haber estado justo en camino al declive antes de la llegada de los conquistadores, si bien se mantuvo ocupada por casi cien años después de la llegada de los Españoles. Habiendo sido fundada aproximadamente en 500 A.C. floreció desde cerca de los 750 D.C. hasta algún tiempo durante el siglo XI ó XII.
Lo más notable que recuerdo en mi mente es el Templo de las Siete Muñecas. Es bastante claro que los Mayas tenían una excelente idea de los movimientos del sol incluso en la antigüedad. Anualmente, en el equinoccio de primavera y otoño, el sol amaneciente entra en la puerta este y se ve justo a través de la puerta que mira hacia el oeste en el Templo de las Muñecas.
El cenote está localizado en la parte oeste del sitio y su agua es tan limpia y clara de las que se pueden encontrar en el mundo. Si no era por la información en el folleto no hubiese creído que tiene 45 metros de profundidad en su parte más honda. Uno debe ignorar la ropa moderna usada por los visitantes para imaginarse a los antiguos habitantes acercándose al agua para sacarla o socializando a sus orillas. Hay una parte que parece haber sido trabajada exclusivamente para el propósito de llenar las ollas y sartenes fácilmente. Y todo esto fue una excelente forma de terminar nuestro viaje por un día.
Estábamos cansados pero felices de habernos embarcado en esta aventura. Vimos mucho de la campiña desde Progreso hasta Tecoh y tuvimos una excelente sensación pasando por los pequeños pueblos. No hay duda que hay mucho por hacer y ver aquí en Yucatán.
Mi estancia aquí se acerca a su final y estoy empezando a arrepentirme por solo haber estado un mes. Si usted es un turista que cree que debe vivir cada momento con vistas comunes o de compras usted se perderá lo mucho que hace a Yucatán tan único. Tómese una cerveza y disfrute de las botanas – cada restaurante ofrece ligeramente variedades diferentes. Espero regresar el próximo año y disfrutar las vistas y eventos que me perdí durante esta estancia.
Escrito por Gil Beyer
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