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El mito del calendario maya

28 febrero 2023
/
4 min. de lectura
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El reloj del fin del mundo. La carga del tiempo. El calendario maya que predice el fin de los días. ECalendario Maya by Public Domainstas son las interpretaciones comercializadas de una antigua cultura muy avanzada que trazó el ciclo solar exacto de Venus y Marte, que pronosticaba el cambio de las temporadas y las sequías, y mucho más. La creencia popular sugiere que el calendario maya consiste en un monolito circular cubierto de glifos y con un hombre encorvado al centro. Sin embargo, a pesar de estos glifos reconocibles y del “cargador del tiempo”, no se ha hallado vínculo alguno entre ese símbolo y algún monumento arqueológico mayas o artefacto recuperado durante siglos de expediciones.   

 

 

Calculando el tiempo para la eternidad

Esto no quiere decir que el calendario maya o sus símbolos no sean reales. Muy al contrario, hay múltiples versiones —con variadas funciones— que indican que esta maravillosa civilización mesoamericana solía planear todo con anticipación. Los mayas utilizaban precisas ecuaciones matemáticas para calcular el movimiento de las estrellas y predecir eventos en el futuro al utilizar diferentes combinaciones de complejos sistemas de calendarios que se entrelazaban. Se centraban en un calendario divino, conocido como “Tzolk’in’”, que es un ciclo ritual de 260 días, pero hay uno, el “Haab”, que nos sonará más familiar. Este calendario tiene 365 días, pero se divide en 18 meses (20 días al mes) con cinco días restantes, el equivalente a los años bisiestos. El consenso entre los expertos sugiere que la función principal de este calendario era pronosticar los ciclos agrícolas; además, se utilizaba para fenómenos meteorológicos, ceremonias espirituales e incluso impuestos o tributos.  

 

La percepción maya del espacio y el tiempo se podría considerar tanto o incluso más compleja que la de las grandes filosofías chinas e indias que se desarrollaron en el mundo antiguo. Y aunque los mayas se aventuraron en las matemáticas a un nivel cósmico para reflexionar sobre el tiempo y espacio, en su mayoría utilizaron su avanzada tecnología para mejorar su vida cotidiana.   

 

“Lo que importaba más era la medición de los astros y los ciclos naturales para mejorar la vida del hombre”, dijo la historiadora y académica Dra. Mercedes de la Garza en una entrevista para la Universidad Autónoma de México (UNAM), hace algunos años. “Esto sería en beneficio de la agricultura y de todas las actividades cotidianas. Además de tener su propio calendario de 365 días, los mayas tuvieron otros que se juntaban, no sólo para formar periodos de un año, sino también de cinco años, veinte años, cuatrocientos años y 400 millones de años, es decir, hasta el infinito”.   

 

2201 Pisté Efrain Cetz, Pisté Cargador del Tiempo, Calendario Maya by Yucatán Today La Dra. Garza dijo que la comprensión maya de los ciclos de la naturaleza, como el cambio de las estaciones, se conectaba con el concepto cíclico de tiempo, y que funcionaban en armonía entre sí. Ellos pensaban que, al igual que el sol y la luna giraban en patrones circulares, toda la materia en el espacio y tiempo funcionaba de la misma manera.   

 

“En la cultura maya, el tiempo representa el movimiento del espacio; es decir, hay una concepción muy peculiar del tiempo-espacio, como la tenían los indios, los chinos y otras grandes culturas, que es lo que determina la vida”, dijo. “Por eso creo que se esforzaron en conocer el ritmo de los astros, particularmente del sol, pues era fundamental para toda temporalidad maya. La necesidad de conocer esto provenía de la firme creencia de que todo lo natural y lo humano se repetía”.   

 

 

Licencia artística

Aunque la imagen popular del cargador del tiempo puede tener elementos del calendario maya, no es auténtica, y no hay fuentes que permitan rastrear su origen. Algunos se la atribuyen, por su estilo, a Jean Charlot (1898-1979), un pintor francés americano, ilustrador y muralista que pasó muchos años trabajando y estudiando en México. Mucho de su arte representa a cargadores humanos en diferentes contextos, y se teoriza que sus diseños pueden haber sido usados para crear imágenes populares. Charlot estaba fascinado por la antigua América desde muy joven y trabajó como un ilustrador arqueológico en el sitio de Chichén Itzá, donde publicó una serie de litografías de escenas mexicanas. Un gran número de sus obras tenían mujeres, niños de ascendencia indígena y, sobre todo, trabajadores.  

 

Es poco probable que Charlot haya creado a propósito un mito para obtener una ganancia económica, considerando su adoración por todas las cosas relativas a los mayas y sus esfuerzos por capturar imágenes únicas en cientos de sitios arqueológicos. Otros atribuyen “El cargador del tiempo” a una estrategia de marketing creada por artesanos beliceños en conjunto con su ministerio de turismo. De cualquier forma, hay muchos otros artefactos originales, estelas y calendarios, incluso algunos a color, que pueden representar mejor a la civilización maya ante el mundo.   

 

 

 Fotografía por Yucatán Today para su uso en Yucatán Today.

Mark Viales

Autor: Mark Viales

Periodista internacional independiente proveniente de Peñón de Gibraltar. Un cantautor con pasión por los viajes, y con dominio de cuatro idiomas.

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