Cuando vi por primera vez la impactante fotografía en blanco y negro de Laura Gilpin, quedé fascinada. Tomado desde detrás de una gran columna en las alturas de Chichén Itzá, un torrente de rayos de sol caía sobre las extensas llanuras del monte yucateco.
Empecé a imaginarme a la fotógrafa, Laura Gilpin, empacando su pesado equipo mientras se preparaba para su largo viaje a Chichén Itzá desde los Estados Unidos en la década de 1940. Su equipo debió ser pesado y tosco. Fotografiaba con una cámara con visor de gran formato que utilizaba película de 4×5 pulgadas. La cámara era tan grande y tenía tantas partes removibles e intrincadas que siempre tenía que montarla y utilizarla con un tripié. Cuando veo el retrato de Laura junto a su fiel cámara de 4×5, puedo imaginar el trabajo que le costó planear cómo iba a llevar la cámara, el tripié y docenas de porta películas hasta la cima de donde podría realizar una de sus tomas más famosas: la icónica fotografía del rayo de sol.
Laura y yo también tenemos algo en común. Laura se enamoró al instante de México, al igual que yo, cuando vine por primera vez hace seis años. Después de visitar Yucatán en 1932 con un grupo de estudiantes, Laura se prometió a sí misma que fotografiaría las pirámides mayas que cautivaron su imaginación.
Tardó casi una docena de años en volver, pero cumplió su promesa. Documentó con cariño los paisajes y la arquitectura de Chichén Itzá y los recopiló en un libro, “Temples in Yucatán: A Camera Chronicle of Chichén Itzá”, publicado en 1948. Esta es una de mis posesiones favoritas porque es la carta de amor de Laura con dedicatoria a México y a Yucatán. Atesoro cada una de las páginas repletas de información sobre el sitio y, por supuesto, las hermosas y detalladas fotografías de Gilpin.
Laura nunca se dejó asustar por lo que sabía que necesitaría para lograr esa toma perfecta. Como artista que trabaja en el campo de la fotografía de gran formato, sé cuántas agallas y determinación se necesitaban para ser un fotógrafo profesional de paisajes en los primeros días de esta profesión. Hoy, Laura Gilpin es una verdadera pionera histórica en una época donde no se animaba a las mujeres a ser las artistas detrás de la cámara. Sus hermosas imágenes y su trayectoria me inspiran cada día en mi propia vida y práctica artística.
Aunque han pasado más de setenta años desde que capturó esas imágenes, el mensaje de Laura prevalece: la belleza y la majestuosidad de la cultura maya son eternas.
Editorial por Natalie Baur.
Fotografías por Laura Gilpin, en Amon Carter Museum of American Art, para su uso en Yucatán Today.
Créditos de las fotografías.
Laura Gilpin (1891–1979), [Sunburst, Kukulcan, Chichen Itza, Yucatan],1932, gelatin silver print, Amon Carter Museum of American Art, Fort Worth, Texas, Bequest of the artist, P1979.145.267, © 1979 Amon Carter Museum of American Art.
Laura Gilpin (1891–1979), Steps of the Castillo, Chichen Itza, 1932, gelatin silver print, Amon Carter Museum of American Art, Fort Worth, Texas, P1964.130, © 1979 Amon Carter Museum of American Art.
Fred E. Mang Jr. (b. 1924), Laura Gilpin, ca. 1970, gelatin silver print, Amon Carter Museum of American Art, Fort Worth, Texas, Bequest of Laura Gilpin, P1979.151.13.
Entradas relacionadas
Esta entrada también está disponible en: EN