Hace unos días tuve el gusto de conocer al Hermano Maya. Desde que lo vi acercarse a la banca en donde lo esperaba pude verlo brillar. Venía vestido completamente de blanco y con accesorios de joyería con piedras preciosas en las manos y en el cuello. El Hermano Maya me preguntó cómo estaba y se aseguró de que me sintiera cómoda en su tierra, Izamal. Desde ese momento me llamó "hermana", al igual que a todos los conocidos suyos que encontrábamos en las calles.
Fuimos a un terreno que tiene lejos del bullicio de la zona turística e inmediatamente me adapté a la atmósfera tan limpia y natural de su espacio. Antes de empezar a preguntarle todo lo que quería saber de él, me hizo una limpia y una lectura con cuarzo de lo que veía en mi. Esta pequeña ceremonia que hicimos para abrir nuestro encuentro me ayudó a centrarme en el aquí y ahora.
Ya estando los dos en sintonía, le pregunté al Hermano Maya cómo es que había empezado este camino de la terapia alternativa. Me contó que desde pequeño sentía una fuerte atracción por la naturaleza, la milpa y los templos sagrados Mayas de su región. Sus padres, por su parte, siempre le permitieron ser él mismo y nunca sintió qué fueran prohibitivos respecto a sus impulsos naturales.
“Desde temprana edad mi poder no fue cortado por mis padres, y parte de lo que sé es por ellos y por mis abuelos”.
Le pregunté por el tipo de clientes que lo buscan, y me platicó que todos los que llegan a verlo van porque necesitan soltarse de su sentir espiritual, y en él encuentran la confianza para hacerlo. Él les ofrece una consulta para ver qué necesitan y posteriormente se programan sesiones personalizadas. En estas sesiones se trabaja tanto lo físico como lo espiritual y emocional. Las sesiones que da pueden ser de alineación de chacras, trabajo con cuarzos, con piedras calientes, masajes terapéuticos, y temazcales en el caso de grupos.
Su finalidad es ayudar a los otros en su camino espiritual. Para mi, visitar al hermano Maya fue ir a verme en un espejo. Reconocerme, reprogramarme y abrazarme. Me dijo que es el espíritu de las personas el que busca el encuentro con un chamán, pues no todo se alivia con medicamentos.
“Busco encuentros con las personas indicadas en los momentos precisos”.
La idea del hermano Maya es ayudar a los otros a encontrar su fuerza, su salud, su belleza. Y en efecto, a veces nos hace falta que alguien nos señale la luz al final del túnel, pero que nos deje caminar el trayecto nosotros mismos.
Después de un buen rato de platicar con el hermano sobre su labor, mi bolígrafo dejó de escribir y acepté que me tocaba disfrutar del momento en ese tan vibrante espacio en medio de la selva maya.
Finalmente regresamos al centro de Izamal en donde el hermano tiene una recepción en frente del Palacio de Gobierno, que verás rotulado con su nombre “Hermano Maya”, y en donde también puedes ver la maravillosa joyería artesanal y talismanes que él hace y vende a la gente que busca piedras sagradas. Igual puedes comunicarte con él al celular +52 9889 57 53 66, o visitar su sitio web www.shamanismomaya.com.
¿Cómo llegar a Izamal?
Es muy fácil llegar en coche. Toma la autopista Mérida-Cancún, desvíate en el km. 48 hacia Izamal, duración aprox. 45 min en carro. En autobús, la terminal está en la Calle 67 por 50 y 52, con salidas cada hora. El costo del boleto sencillo $31. Redondo $62. También puedes tomar una Van en el paradero ubicado en la Calle 65 por 52 y 54, con más salidas y precios un poco más económicos.
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