Seis de enero de 1542, el día que nació Mérida… pero no terminó la Conquista
Para entender la fundación de la ciudad de Mérida el 6 de enero de 1542 es necesario retroceder algunos años, ya que la Conquista de Yucatán es un caso particular dentro del sistema de conquistas españolas del siglo XVI. Esto se debe a que la persistente resistencia maya obligó a la familia Montejo a regresar en tres ocasiones distintas para intentar asegurar el territorio y consolidar la ciudad.
La historia comienza en 1519, cuando Hernán Cortés decidió enfocar sus esfuerzos en la conquista de Tenochtitlán. Su falta de interés por Yucatán no resulta sorprendente: para los conquistadores, la riqueza se medía ante todo en oro y plata, recursos que eran poco presentes en la Península, pero abundantes en el centro de lo que hoy es México.
La riqueza que Montejo vio en Yucatán
Francisco de Montejo Álvarez vio en estas tierras algo distinto: si la riqueza mineral era escasa, la mano de obra indígena podía convertirse en el recurso explotable. Interesado en obtener su propio ámbito de poder, Montejo envió el 19 de noviembre de 1526 una solicitud al rey Carlos I de España para que se le otorgara el permiso de conquistar Yucatán. En estas cartas, conocidas como las Capitulaciones de Granada, ofreció financiar la empresa con sus propios recursos y garantizar la colonización en nombre de la Corona. A cambio, pidió los títulos de Adelantado, Gobernador y Capitán General, la exención de impuestos y que sus acompañantes fueran nombrados autoridades locales.
La Corona autorizó la conquista y otorgó a Montejo el título de “Adelantado y Capitán General”. Además, se estableció el uso del llamado “Requerimiento”, un documento jurídico que debía leerse en voz alta a los pueblos indígenas para exhortarlos al sometimiento voluntario a la autoridad de Dios, del Papa (entonces Clemente VII) y de los reyes españoles. Si se negaban, los españoles consideraban “legal” esclavizarlos y apropiarse de sus bienes. Con las capitulaciones firmadas, Montejo partió del puerto de Sanlúcar de Barrameda en 1527, listo para emprender la conquista del territorio maya.
Yucatán, un territorio distinto a los demás
Lo que el Adelantado tardó en reconocer fue la complejidad política de la región: una densa red de señoríos (poblaciones organizadas en batabilatos) y una larga tradición de resistencia militar. Esto hizo que la Conquista de Yucatán no solo fuera tardía (y tardada), sino extraordinariamente difícil. Cada avance implicaba abrir nuevas negociaciones, enfrentar nuevos conflictos y establecer nuevas alianzas.
¿Qué era un batabilato?
Un batabilato (del maya batabil) era la unidad política, territorial y administrativa básica en los tiempos de los mayas. En esencia, era un pequeño señorío, al mando de un líder hereditario llamado batab; aunque los batabes y batabilatos se organizaban, a su vez, bajo el mando de un Halach Uinic (“hombre verdadero”), se conducían con amplia autonomía. De ahí que fuera imposible para los españoles establecer una alianza que asegurara su dominio.
La llegada de Montejo a Cozumel marcó el inicio de un proceso largo y fragmentado, dividido en tres grandes etapas caracterizadas por avances, abandonos y persistentes resistencias.
Primera etapa de la conquista de Yucatán: 1527-1528
La primera fase se centró en los primeros asentamientos españoles en Cozumel y Xel-Há, desde donde pretendían avanzar hacia el interior. Ahí, en 1527, fundaron la villa de Salamanca, pero la defensa maya —motivada por la preservación de sus dioses y formas de vida— sumada a las enfermedades y la falta de alimentos, obligó al Adelantado a abandonarla. Derrotado, debió retirarse y dirigirse a la Nueva España para reabastecerse. Volvería en 1530 para un segundo intento.
Segunda etapa de la conquista de Yucatán: 1530-1534
A finales de 1530 o principios de 1531, Francisco de Montejo emprendió la segunda etapa por la costa occidental (la actual zona de Tabasco) acompañado de su hijo, Francisco de Montejo “el Mozo”. Avanzaron hacia el interior y fundaron Salamanca de Campeche, además de registrar la existencia de Chichén Itzá, entonces deshabitada, donde intentaron establecer Ciudad Real.
Las alianzas con algunos grupos indígenas parecieron prometer estabilidad, pero pronto demostraron ser frágiles: en las provincias de Sotuta y Uaymil-Chetumal estallaron resistencias que evidenciaron que aquellos pactos eran poco más que acuerdos superficiales. A esto se sumaron las durísimas condiciones geográficas: clima extremo, territorios dispersos y escasez de agua, factores que complicaron la supervivencia española.
Finalmente, las noticias sobre la enorme riqueza del Perú minaron la moral de los capitanes, quienes abandonaron a los Montejo en busca de oro inmediato. Hacia finales de 1534, tanto el Adelantado como el Mozo se vieron obligados a abandonar nuevamente la Península.
Tercera etapa de la conquista y fundación de Mérida: 1537-1542
La tercera etapa marcó un giro decisivo. En 1537, Francisco de Montejo “el Adelantado” decidió no regresar a Yucatán y delegó la empresa en su hijo “el Mozo”, enviando además a su sobrino, también llamado Francisco de Montejo, conocido como “el Sobrino”. Ambos recibieron instrucciones concretas: someter por la fuerza a los caciques de los pequeños distritos aún rebeldes, fundar ciudades con vecinos suficientes y asegurar las vías de comunicación con la Nueva España antes de continuar avanzando.
Ingresaron por Champotón y prosiguieron con la fundación de asentamientos, entre ellos la villa de San Francisco de Campeche en 1540, con alrededor de treinta soldados. Al avanzar hacia el norte supieron que Ah Kinchuy, sacerdote del poblado de Pebá, organizaba una coalición junto al halach uinik de Sotuta, Nachi Cocom, como respuesta a los abusos cometidos por los españoles. Para evitar la rebelión, el Sobrino se adelantó y capturó al sacerdote, lo que reforzó la posición de los Montejo.
Con este triunfo, “el Mozo” decidió avanzar hacia los vestigios de la antigua ciudad maya de T’Hó. Impresionado por la monumentalidad de sus ruinas, que le recordaban las de Mérida en Extremadura, España, eligió este sitio para establecer una nueva ciudad. Así, el 6 de enero de 1542 fundó oficialmente Mérida.
¿En qué consistió la fundación de la Ciudad de Mérida?
Siguiendo los protocolos castellanos de fundación, instaló el primer cabildo nombrando alcaldes, regidores y escribano; tomó posesión simbólica del sitio en nombre del rey y trazó la plaza mayor sobre el antiguo centro ceremonial. Con presencia de clérigos se bendijo el espacio y se asignaron solares para la iglesia y las casas de los primeros vecinos. Así quedó formalmente fundada la Ciudad de Mérida, que en 1618 recibiría el título de ‘Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Mérida’.
Una historia que no termina
En el otoño de 1546, el Adelantado llegó a Campeche para ocupar el cargo de gobernador y capitán general. Pero la resistencia maya estaba lejos de extinguirse: los caciques de Cupul, Sotuta y Uaymil-Chetumal preparaban un levantamiento que pasaría a la historia como la Gran Rebelión Indígena de 1546.
La fundación de Mérida no debe entenderse como el punto final de la conquista, sino como el inicio de una larga convivencia (a veces violenta, a veces negociada) entre dos mundos. Los Montejo lograron establecer la ciudad tras casi quince años de retrocesos y campañas fallidas, pero la resistencia maya continuó viva y se manifestaría con fuerza en episodios posteriores.
Más allá de la fecha oficial, la historia de Mérida es el resultado de tensiones, encuentros y desencuentros que moldearon el rumbo cultural y social de Yucatán. Hoy, caminar por Mérida es recorrer un espacio donde conviven dos historias: la española que se intentó imponer y la maya que nunca desapareció.
Publicado por primera vez en la revista impresa y digital Yucatán Today, edición no. 457 de enero de 2026.
Autor: Estefanía Escobar Cetina
Licenciada en Historia y docente de educación media y superior, apasionada del arte, los viajes y las historias que explican el pasado y dialogan con el presente.
¿Enamorado de Yucatán? Recibe en tu correo lo mejor de Yucatán Today.
No te pierdas nuestros mejores artículos y la edición digital cada mes antes que nadie.
Artículos relacionados
Hacienda Sotuta de Peón: El Museo Vivo del Henequén
La Hacienda Sotuta de Péon Construida a finales del siglo XIX en Tecoh, Yucatán, es una de las pocas haciendas henequeneras que existe en plena...
El sur de Yucatán, referente en la producción de cítricos
Toda la magia ocurre en el sur, en el área denominada como “subregión sur frutícola” conformada por los municipios de Akil, Dzan, Maní, Oxkutzcab y...