
Las hamacas: un legado tejido a mano
Con hilo y agujas, el legado yucateco se urde en un bastidor
Los yucatecos crecen entre figuras urdidas; toman la siesta por las tardes e incluso sueñan entre hilos de nylon o algodón. Si hay algo que no puede faltar en un hogar yucateco, es la hamaca. A veces nadie sabe cómo llegó ahí: tal vez fue comprada a algún artesano o artesana, o quizá fue tejida por la abuelita, la mamá o alguna tía.
Pero, ¿alguna vez te has preguntado todo lo que implica hacer una?
Las hamacas: un legado tejido a mano
Recuerdo pasar las vacaciones en la playa y ver a mi abuelita cargando su bastidor. Mientras nosotros jugábamos, ella urdía una hamaca. Así ha sido para muchos yucatecos y yucatecas: quienes aprendieron desde casa, viendo a sus madres, tías o abuelas. Algunos lo hicieron por intuición, solo observando; otros fueron enseñados desde pequeños para continuar con el oficio. Y también están quienes, como doña Guadalupe Tzab, aprendieron por su cuenta, impulsados por la curiosidad a sus 14 años.
Aunque hoy ya no es tan común ver un bastidor en casa, muchos recordamos a alguien que sabía hacer hamacas y contaba con el suyo. Hay saberes que se heredan sin darnos cuenta.
Del bastidor a la “S”
Hacer una hamaca es un trabajo de semanas: puede tomar de 7 a 15 días, dependiendo del tamaño, del diseño o de la experiencia que tiene la persona que la urde.
Primero se eligen los colores y el diseño, la técnica que se usará e incluso el grosor del hilo; todo esto sin siquiera haber iniciado el urdido.
Para comenzar a urdir, se coloca el hilo en una aguja especial, que parece una especie de barquito. Originalmente está hecha de madera, aunque hoy en día es más común verlas de plástico o metal. Hay diferentes medidas según lo que se requiera. Las más pequeñas se usan para reparaciones; en cambio, para el cuerpo de la hamaca, se elige una aguja más grande, que permite cargar más hilo y avanzar más rápido.
Se usan hilos de nylon o algodón: el primero es más resistente y colorido; mientras que el segundo, es más suave y cómodo.
El siguiente paso es empezar a urdir la hamaca, es decir, ir entrelazando los hilos hasta crear un patrón. Esta técnica artesanal requiere de una herramienta clave para armar el cuerpo de la hamaca: el bastidor. El bastidor para hacer hamacas es una estructura de madera conformada por 4 fajillas, las cuales forman un rectángulo. El tamaño estándar es de 2.20 - 2.30 m de ancho x 1.70 m de alto.
Una vez acomodado el bastidor, lo que sigue es colocar el primer hilo. Éste irá rodeando una de las fajillas de los costados y, en el extremo opuesto, se hará un nudo y se comenzará a entrelazar. Por cada color se usa una aguja y, al momento de urdir, éstos se van intercalando. Para doña Guadalupe, esta es la parte que más disfruta, ir mezclando los hilos hasta formar figuras y patrones.
El cuerpo de la hamaca se urde de abajo hacia arriba, de un lado al otro. Una vez terminado, el siguiente paso es hacer las orillas de ambos lados. Posteriormente, se hacen los brazos de la hamaca en un bastidor distinto, muy similar al de las hamacas, donde se irá tejiendo del largo deseado.
Una vez terminado, se elabora el toque final: el arillo. También conocido como la muñeca, es el nudo final que sirve para colgar la hamaca. Éste se hace con un aproximado de 12 metros de hilo; para ello se utiliza la técnica del macramé. Estos hilos se atravesarán por debajo del brazo, y se irán poco a poco entretejiendo; entre nudo y nudo se aprietan con mucha fuerza para evitar que estos se deshagan.
Hilo por hilo se hace la hamaca
Al día, las artesanas y artesanos urden de pie por aproximadamente cinco horas seguidas, avanzando poco a poco hasta lograr terminar en un promedio de dos semanas una hamaca completa: cuerpo, orilla, brazos y muñecas. Si se equivocaron al urdir, se tiene que deshacer lo hecho y comenzar de nuevo.
Muchas mujeres yucatecas urden hamacas desde sus casas, a menudo como una actividad complementaria al cuidado del hogar o como parte de una economía familiar. Incluso, existen comunidades completas que se especializan en ello, como Tixkokob, que es muy reconocida por su producción de hamacas.
Urdir hamacas es mucho más que entrelazar hilos: es un trabajo laborioso, creativo y lleno de destreza. Requiere paciencia y habilidad, y es, sin duda, un legado de nuestra cultura yucateca. Y qué mejor manera de disfrutar de este arte que recostado en una hamaca, meciéndose para escapar de una tarde calurosa.
Agradecemos a la Sra. Guadalupe Tzab, de Hamacas Virgen María (Calle 8 S/N x 15 y 17, Tiholop), por su apoyo para la elaboración de este artículo. Para encargarle una hamaca, contáctala al Cel. 997 110 4233
Publicado por primera vez en la revista impresa y digital Yucatán Today, edición no. 451 de julio de 2025.
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Autor: Goretty Ramos
Comunicóloga feminista con delirios de artista y serigrafista. Investigar, aprender y compartir.
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