
La cultura del café en Yucatán
Siempre resulta entretenido leer publicaciones en redes sociales de recién llegados que proclaman con desdén su desprecio hacia cierta cadena de cafeterías, afirmando que ha “destruido” la cultural local del café. Para aquellos de nosotros que hemos estado aquí por un tiempo, esto refleja una falta de comprensión sobre lo que realmente es, o fue, la cultura del café en Mérida y cómo se ha desarrollado hasta hoy.
Se podría argumentar que en Mérida no existía una verdadera “cultura” del café hasta hace muy, muy poco tiempo. La Península de Yucatán ha sido tradicionalmente—y en gran parte todavía lo es, especialmente fuera de los centros urbanos de Mérida y Valladolid—una cultura de Coca-Cola. Sí, los yucatecos beben Coca-Cola en el desayuno, el almuerzo y la cena (Nota: Bepensa Bebidas, el embotellador local de Coca-Cola, es un anunciante en Yucatán Today).
Aquellos que llegaban de lugares como la Ciudad de México, Chiapas y Veracruz, acostumbrados a disfrutar de una taza de café por la mañana o después de la cena, se sentían frustrados por la falta de opciones de calidad. Muchos recurrían a que sus familiares les enviaran café a Mérida o a traerlo de regreso después de visitar sus ciudades y estados natales.
En tiempos antiguos (por ahí de los 80s), si pedías una taza de café en Mérida, recibías una taza de plástico (melamina) sobre su correspondiente platito, muchas veces astillado, con agua caliente. Éste venía acompañado de un frasco de café instantáneo junto con una cuchara, ya que se esperaba que prepararas tu propia bebida a tu gusto. Si querías un café con leche, había otro frasco, esta vez de Coffee Mate o su equivalente genérico. Con esos dos polvos, podías recrear una imitación más o menos aceptable de una taza de café.
En los años 90, un inmigrante cubano llamado Mario abrió una de las primeras “cafeterías” en Mérida, en un pequeño local junto al extinto Super Maz en Plaza Fiesta (el segundo intento de la ciudad por tener un centro comercial). Mario servía café americano y lo que él llamaba cappuccino: una mezcla batida de café negro, azúcar y leche evaporada Carnation, servida en un vaso de unicel y espolvoreada con un polvo similar a la canela. He ahí la creación del cappuccino al estilo meridano. Eso sí, no había un lugar cómodo para sentarse a disfrutarlo, más allá del área de comida del centro comercial.
Luego, en 1994, Kukis by Maru abrió su primera tienda en el recién inaugurado centro comercial Gran Plaza, ofreciendo un auténtico cappuccino en capas, con espuma real, espresso y leche vaporizada, acompañado de sus famosas galletas caseras. (Nota: el autor de este artículo está directamente relacionado con la dueña de dicha tienda de galletas). Vendían cientos de cappuccinos cada fin de semana y en vacaciones, y los vasos de plástico transparente se convirtieron en artículos de colección.
Algunas otras cafeterías pronto siguieron su ejemplo, pero en general, el café en Mérida siguió siendo algo secundario hasta algunos años después, cuando la empresa Italian Coffee Company abrió su primera tienda al estilo norteamericano en el centro de Mérida, ofreciendo productos horneados, bebidas de café preparadas por baristas capacitados y un espacio con aire acondicionado para disfrutarlas. No pasó mucho tiempo antes de que la famosa cadena de Seattle decidiera que Mérida ya estaba lista para su primer Starbucks, en 2007.
La llegada de estas dos empresas, cada una en su momento, fue un parteaguas en el panorama del café en Yucatán. De repente, los baristas profesionales y las máquinas de espresso en forma se volvieron tendencia. La gente comenzó a desarrollar un gusto por el café en todas sus formas, desde el negro hasta el frío o frappé.
Hoy en día, las cafeterías independientes y los tostadores de café abundan en Mérida y, al igual que en cualquier ciudad norteamericana, la cultura del café está viva y bien consolidada. Los meridanos y turistas ahora se relajan a todas horas del día en cómodos sillones y sofás en espacios con aire acondicionado, saboreando una variedad de opciones de café mientras hacen tareas o trabajan como nómadas digitales, e incluso tienen conversaciones reales con otras personas. Cualquier restaurante que se respete a sí mismo ni siquiera consideraría no tener al menos una máquina Nespresso para las bebidas después de la cena. Al recorrer incluso los pueblos más pequeños de Yucatán, es común encontrar un letrero hecho a mano que ofrece frappés. Incluso las tiendas de conveniencia han entrado en la moda del café, con sofisticadas máquinas de autoservicio que ofrecen sorprendentemente buenas opciones de bebidas como americano, espresso, lattes y cappuccinos, todas para llevar. Estas están siendo adquiridas por todos los sectores de la sociedad yucateca, no sólo por las personas de mayor poder adquisitivo que podrían estar acostumbradas a mejores opciones de café.
Y aunque la Coca-Cola sigue siendo la forma en que muchos empiezan el día (sólo basta ver cualquier obra en la mañana para encontrar a los albañiles con sus botellas frías de dos litros y sus charritos), las filas matutinas en las cafeterías y tiendas de conveniencia de toda la ciudad y la región sugieren que la cultura está cambiando y que el café ya es una parte esencial de la dieta yucateca.
Publicado por primera vez en la revista impresa y digital Yucatán Today, edición no. 449 de mayo de 2025.

Autor: Ralf Hollmann
Autor de Modern Yucatan Dictionary Fundador de Mayan Xic Director de Lawson’s Original Yucatán Excursions
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