Parece lejana la época en la que las mujeres no tenían derecho al voto en México, sin embargo, esa era nuestra realidad hace tan sólo 70 años. Si lo piensas bien, no es tanto tiempo.
Este derecho y muchos otros se los debemos a una cantidad enorme de valientes mujeres que, en el pasado, nos abrieron camino a todos en la sociedad hoy en día; muchas de ellas, curiosamente, lo hicieron aquí en Yucatán. En esta ocasión, quiero contarte acerca de una de ellas: la “Monja Roja”.
Llamada así por su pasión por luchar en pro de los derechos de las mujeres, Elvia Carrillo Puerto fue una líder feminista, poeta y política nacida en Motul, Yucatán, en 1878. Junto al más célebre de sus hermanos, Felipe Carrillo Puerto, Elvia fue una pieza fundamental durante y después de la Revolución Mexicana en Yucatán y el país entero.
Gracias a los años de infancia que pasó en el Colegio Roque J., donde se percató de la desigualdad que vivían los hijos de los obreros mayas del lugar, una llama por la justicia se encendió dentro de Elvia. 
Más adelante, en su juventud, a través de su cercanía con la poeta Rita Cetina Gutiérrez, leyó a teóricas de los derechos de la mujer como Mary Wollstonecraft, Flora Tristán y Victoria Woodhull. Resulta interesante cómo las mujeres que nos inspiran fueron inspiradas por otras más. Y quizá nosotras, sin pensarlo, inspiramos a más de una mujer cercana a nuestra vida. Algo así como un ciclo sin fin.
Elvia, además de encender la mecha sobre la discusión del derecho al voto de la mujer, contribuyó en diversas luchas sociales como la alfabetización, la decisión de tener o no hijos, el derecho a la sanidad, a una sexualidad libre y más.
En 1919 buscó abrir el debate sobre el voto femenino en cámaras legislativas; por desgracia, sus compañeros la ignoraron. Pero Elvia no estaba sola: Felipe, quien fue gobernador de Yucatán de 1922 a 1924 y era nombrado el “Apóstol Rojo” por sus igual admirables luchas sociales, le brindó su apoyo para convertirse en la primera mexicana electa diputada al Congreso Local por el V Distrito en 1923.
Cuentan que el apoyo de su hermano se reflejaba también en pequeños detalles, como aquella vez en la que le regaló una traducción en maya de la Constitución Mexicana de 1857, así Elvia podría leerles a sus alumnas los que también debían ser sus derechos.
Raquel Dzib Cicero, Alma Reed y Elvia Carrillo Puerto[/caption] Tras el asesinato de su hermano en 1924, Elvia se vio obligada a refugiarse en la Ciudad de México con ayuda del entonces presidente, Plutarco Elías Calles. Pasaron muchos años sin que hubiera resultados concretos para sus esfuerzos, pero fue e l 17 de octubre de 1953 cuando el presidente Ruiz Cortines promulgó las reformas constitucionales para que las mexicanas gozaran de la ciudadanía plena y, por lo tanto, del sufragio. Fueron muchos los logros que Elvia se echó al corazón, como participar en la llamada “Rebelión de Valladolid” en 1910, movimiento bautizado después como la primera chispa de la Revolución Mexicana, formar parte de las Ligas de Resistencia Feminista, o por fundar la primera organización de campesinas para que las jefas de familia tuvieran los mismos derechos que los hombres en la distribución de tierras.
Elvia Carrillo Puerto fue una de las mujeres que marcó la historia de Yucatán y el presente de todas las que pisamos las mismas tierras hoy en día. Más sus logros cobran importancia titánica al recordar el ciclo sin fin, ese que permite que las mujeres nos inspiremos unas a las otras, sin importar el lugar, sin importar la época.
Artículos relacionados
