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100 Años de la Familia Barbachano en Turismo

15 enero 2022
/
11 min. de lectura
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Yucatán es tierra de tradiciones y cultura, y los yucatecos nos llenamos de orgullo cuando se trata de mostrar lo insuperable que es nuestro estado. Así es, la hospitalidad y pasión corren por nuestras venas y se han convertido en características de esta región.   

 

Hace 100 años, fue una empresa local la que apostó por nuestra herencia cultural, la que ayudó a posicionar dos sitios que hoy son patrimonio de la humanidad y puso los primeros cimientos para una industria turística estatal y nacional. No podríamos estar hablando de otra más que de Mayaland.  

 

Como tercera generación de una familia dedicada al turismo, crecí escuchando sobre los comienzos de esta industria en la que Mayaland siempre fue pionero. La aventura que representaba descubrir el Yucatán de los años cincuenta y sesenta - décadas en las que mi abuelo y papá comenzaron a trabajar en turismo - me inspira al día de hoy a ofrecer un turismo que muestre la esencia de nuestro estado. 

 

En el marco del primer centenario de Mayaland, tuve la oportunidad de platicar con dos fascinantes personajes del turismo yucateco. El primero, don Fernando Barbachano Herrero, es nieto del fundador de esta empresa y ha continuado la vocación empresarial y turística de su familia. El segundo es don Jorge Rosado Baeza: mi papá, turistero y educador de corazón que me llevó a mí y a cientos de otros jóvenes a descubrir una pasión por la hospitalidad.  

 

 

Los inicios de Mayaland

  El camino recorrido hacia formar Mayaland realmente se remonta más de 100 años atrás. En 1912, don Fernando Barbachano Bolio tuvo la idea de traer un espectáculo aéreo al puerto de Progreso, para promocionar su empresa, que fue acompañado por un espectáculo de circo.  

 

En ese año, los aeroplanos ya eran maquinarias con gran difusión, que eran vistas como un signo de modernidad y con múltiples usos recreativos y prácticos. Estos eran bien recibidos por los empresarios y comerciantes yucatecos, que acogían la nueva tecnología como parte del progreso. Así, Fernando Barbachano Bolio, convencido de que el aeroplano era una excelente opción para publicitar sus negocios, contrató a dos aviadores para que efectuaran una exhibición aérea, los días 2, 4 y 5 de febrero de 1912, dando el inicio a los primeros vuelos sobre territorio yucateco.   

 

Esto inspiraría a su hijo, Fernando Barbachano Peón, a establecer la primera empresa de turismo organizado en México. Y la familia Barbachano estará aún más vinculada con la industria de aviación. Fernando Barbachano Peón gestionará rutas y promocionará la conectividad aérea como representante de Panamericana y Mexicana de Aviación. Más tarde, Fernando Barbachano GómezRul fundará Aeromaya y Fernando Barbachano Herrero iniciará Aerocozumel junto con Nassim Joaquín Ibarra.  

 

Fue el 28 de abril de 1921, cuando el fotógrafo y empresario español Francisco GómezRul, establece, junto con un grupo de empresarios yucatecos de la época, la empresa Compañía Impulsora del Turismo a las Ruinas de Yucatán, S.A., cuyos objetivos fueron presentados al Gobernador Felipe Carrillo Puerto, con el propósito de impulsar el desarrollo turístico y de la necesidad de vías de acceso hacia Chichén Itzá y Uxmal, desde la ciudad de Mérida.  

 

Siendo don Francisco GómezRul un empresario y fotógrafo español muy conocido de la época, y con un gran interés en proyectos de desarrollo turístico, llegó incluso a solicitar el apoyo de los presidentes Francisco I. Madero y Álvaro Obregón, para establecer una oficina de promoción turística de México en los Estados Unidos. Aunque esta no se consolidó, logró que el gobernador Carrillo Puerto solicitara los recursos de la federación para construir la carretera Dzitás - Chichén Itzá, que fue inaugurada el 14 de julio de 1923.   El 15 de julio, don Francisco, junto con Edward H. Thompson y don Manuel Amábilis, dan los primeros recorridos guiados en Chichén Itzá, convirtiéndose honorariamente, en los primeros guías de la zona.

 

 

Los primeros visitantes a Chichén Itzá y “El Balam”

  En 1927 inician las exploraciones del Carnegie Institution of Washington, por gestiones del gobernador Felipe Carrillo Puerto en coordinación con el gobierno de la república. Tras publicarse las crónicas de viaje de Stephens y Catherwood, cada vez eran más los arqueólogos y exploradores que deseaban descubrir Chichén Itzá, pero no eran los únicos que anhelaban visitar el misterioso mundo de los mayas.

 

En 1924, Fernando Barbachano Peón - apodado El Balam por sus amigos y colegas - estableció Mayaland Tours que se dedicaba a organizar viajes de cinco a seis días a Chichén Itzá. En aquel entonces, El Balam era un dinámico joven, conocido por subirse a las embarcaciones en búsqueda de sus clientes y por su incansable labor como publicista ya que creó los primeros folletos que promovían el estado y la cultura maya. “Se tiene que decir que él fue el primero en imaginar la industria turística yucateca como la conocemos hoy en día”, afirmaba mi papá.  

 

Estos primeros visitantes a Chichén Itzá exploraban edificaciones sin restaurar, descubrían senderos a caballo y degustaban platillos regionales durante el día. De noche, se hospedaban en La Casa Victoria, una modesta vivienda que rentó Mayaland Tours cerca del sitio arqueológico para albergar a sus huéspedes.   Sylvanus Morley, arqueólogo y líder de la expedición Carnegie en Yucatán fue gran amigo de El Balam y en ocasiones, junto con su equipo, recibía a los visitantes para explicar sus hallazgos y trabajo de campo. El turismo del momento llevaba también a los visitantes a conocer los poblados cercanos en donde no sólo conocían a los habitantes locales, sino establecieron amistades duraderas, celebraron sus bodas y hasta fueron padrinos de Hetz Mec.   

 

En 1925, se construiría la fase inicial del Hotel Mayaland, primer hotel de la cadena y que tras una expansión en los años treinta, estaría a la altura para competir con los mejores hoteles de la época.  

 

Un incremento del número de viajeros por medio de navieras y los primeros vuelos regulares a Mérida, junto con una oferta de hospedaje y recorridos, resulta en un estímulo al turismo de la zona a lo largo de la década de los treinta. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial acechaba y obligaría al turismo a detenerse muy repentinamente, pero al concluir, El Balam estaba listo con una nueva visión por materializar.

 

 

El Turismo de Posguerra y Uxmal

Al concluir la guerra, don Fernando Barbachano Peón optó por comenzar nuevas rutas y rediseñar su agencia bajo el nombre Barbachano’s Travel Service que se anunciaba como “The Oldest and Most Dependable Travel Agency in México”.

 

A lo largo de la década de los treinta, Mayaland ya comenzaba a llevar a viajeros a conocer a Uxmal, pero era un viaje únicamente para los más aventureros. “En esa época, no existía una carretera por lo que era necesario moverse primero en tren hasta Muna y de ahí continuar por la selva en auto. Al llegar al sitio, no había baños, instalaciones; no se podía comprar ni un vaso de agua. Así que era necesario retirarse antes del anochecer.” me platica mi papá.  

 

Tras construirse la Carretera Mérida - Campeche todo esto cambió y se abre la accesibilidad a la región Puuc. Don Fernando Barbachano Peón inauguró La Posada Uxmal como un lugar para comer y descansar después de explorar los magníficos templos de la zona. Posteriormente, inició la construcción del Hotel Hacienda Uxmal, que recibiría a personajes como la Reina Isabel II de Inglaterra, la Princesa Grace de Mónaco y a numerosos presidentes y celebridades de México y el mundo.

 

Se dice que El Balam no dormía. “Pasaba sus noches imaginando y diseñando cada detalle de su negocio. Cada mosaico, cada herrería, cada jardín nacían primero en su mente. Tenía una visión imparable de lo que quería.” recuerda mi papá sobre el fundador.  

 

 

El descubrimiento del Caribe mexicano

En los años cincuenta y sesenta, El Balam integra a sus hijos Carmen y Fernando - conocido como Don Efe - al negocio familiar. En estos años se ampliaría aún más el quehacer de la empresa para incluir una nueva agencia de viajes, Mérida Travel; la representación de rentadoras de autos en toda la península durante tres décadas y posteriormente, la fundación de Aeromaya en 1965.   

 

Aeromaya fue la primera aerolínea turística de bajo costo en México y conectaba 23 ciudades de la república. Una de las estrategias empleadas era un novedoso “Travel Pass”, que por $99 dólares, daba al viajero la oportunidad de volar de forma ilimitada a cualquiera de los destinos de Aeromaya durante un periodo de 30 días. ¿El fin? Conectar el turismo del sureste y del resto del país.  

 

En los años cincuenta, el gobierno federal también pone los ojos en la mira del Caribe y comienza a planear la construcción de la carretera petrolizada de circunvalación en Cozumel. Con esto, Don Efe y doña Carmen GómezRul de Barbachano deciden expandir aún más las fronteras del negocio familiar - y cimienta la industria turística en el Caribe - al fundar el Hotel Caribe Isleño y, posteriormente, el Hotel Cozumel Caribe en la playa de San Juan.   

 

Este nuevo hotel contaba con las amenidades más lujosas del momento: aire acondicionado, camas King size, piscina y bar de playa, pero con un encantador techo de paja y cocoteros que adornaban toda el área para no perder esa esencia de paraíso tropical. Además, construye un muelle en el hotel de donde salían recorridos al Arrecife de Palancar, conocido por su belleza natural y abundancia de vida submarina.   

 

Como todas las propiedades de esta cadena, el Hotel Cozumel Caribe también cuenta con sus contribuciones a la historia ya que aquí se hospedaron Jacques Cousteau y Melville Bell Grosvenor y es donde iniciaron la nueva industria de cámaras submarinas.  

 

Tras fallecer don Fernando Barbachano Peón en noviembre de 1964, sus hijos: Fernando y Carmen continúan haciendo crecer las empresas. Agrandan el Hotel Mayaland en Chichén Itzá, rentan el Hotel Panamericana en Mérida en donde instalan las oficinas de Barbachano’s Travel Services e incluso fundan sucursales en la Ciudad de México, Londres y Miami para tener contacto directo con los mayoristas turísticos de Europa y Norteamérica. De igual forma continúan su inversión en destinos nacientes de la península como lo son Isla Mujeres, la Riviera Maya y Cancún.  

 

En las décadas sesenta y setenta se une como tercera generación el hijo de Don Efe, Fernando Barbachano Herrero, al legado turístico de los Barbachano. “Al crecer en Cozumel en los años sesenta, me enamoré de Playa del Carmen que en aquel entonces tenía solo 21 familias”, dice don Fernando. “Compré 1.5 kilómetros de playa en 1966 cuando tenía 16 años y en 1968 fundé una empresa con un nombre inspirado en esa primera compañía que empezaron mi abuelo y bisabuelo: Compañía Impulsora Turística de Playa del Carmen, S.A. El nombre fue sugerencia de tu abuelo, don Humberto Rosado Espínola”, me revela.  

 

En 1969 don Fernando Barbachano Herrero crea Transportes Turísticos del Caribe S.A. y diseñó el trayecto que se hace por mar hoy en día de Playa del Carmen a Cozumel, ya que anteriormente el cruce a la Isla se hacía a partir de Puerto Morelos y era muy tardado.   

 

En 1970, empiezan los primeros cruces de Playa del Carmen a Cozumel con un pequeño barco pesquero. “Junté mis ahorros y compré en Pennsylvania un barco adecuado para el cruce - se llamaba el Tropic Breeze”, recuenta don Fernando. El 6 de enero de 1979 comenzó a operar un servicio aéreo muy exitoso de Playa del Carmen a Cozumel. “Cobrábamos $98 pesos, incluyendo el taxi del aeropuerto al centro de Cozumel y transportamos a 100,000 pasajeros en nuestros primeros nueve meses”, agrega con orgullo.  

 

En 1991, don Fernando Barbachano Herrero también fundó Transportes Turísticos Mayaland que tuvo la flota más lujosa de autobuses en toda la república durante la década y atendía a 1000 pasajeros al día que visitaban Chichén Itzá desde Cancún. Hoy por hoy, su empresa Compañía Impulsora del Transporte de Cancún S.A. de C.V. tiene la flota de vehículos especializados turísticos Mercedes Benz más grande del país.  

 

Al vender sus negocios de Playa del Carmen en 1983, don Fernando Barbachano Herrero regresó a los orígenes familiares y le compró los hoteles Mayaland y Hacienda Uxmal a su tía Carmen, además de adquirir el Hotel Chichén Itzá, ubicado en Pisté, Yucatán en 1995. Después, construyó los hoteles The Lodge en Chichén Itzá en 1995 y Uxmal en 1996 para agregar a la oferta hotelera de estos sitios.   

 

 

Las mujeres en el turismo yucateco 

“Pecaría de omisión si no te contara sobre el papel tan fundamental que tuvo la mujer en esta naciente industria,” agrega don Fernando. Comenzó por decirme sobre doña Carmen GómezRul, su abuela, quien tomó un rol activo en los inicios de Mayaland, administrando el hotel y hasta enfrentando a jaguares en defensa de su persona. La hermana de doña Carmen, Anita, y su tía, doña Mercedes Herrero Rivas, también estuvieron al pie del cañón en el proyecto. “La tía Mercedes incluso vendió su casa en Mérida para que mi abuelo tuviera los fondos necesarios para la construcción del hotel Mayaland,” recuerda con cariño. Su tía, Carmen Barbachano GómezRul, fue la legendaria jefa de los hoteles en Chichén y Uxmal, así como las rentadoras Avis durante tres décadas.  

 

También me habla de doña Hilda Cáceres quien fue la cajera general del hotel Hacienda Chichén durante muchos años; Jetta Hansen, la primera gerente del Hotel Hacienda Uxmal y de Frances Swadener quien educó a la tía Carmen en toda materia turística. En los recuerdos tampoco puede faltar doña Victoria, la primera cocinera, anfitriona y por supuesto la que dio su nombre a aquella casa de huéspedes, La Casa Victoria, donde se hospedaron los primeros visitantes de Chichén Itzá.  

 

 

100 años y contando

Hoy por hoy, la familia Barbachano sigue innovando en la esfera turística. Desde recorridos en Land Rovers Defender vintage para conocer la arqueología y vegetación de la zona Puuc, con su nueva empresa Mayaland Adventures, hasta la casa museo Montejo 495 que recién abrió sus puertas este año.  

 

Mayaland continúa apostando por nuevas actividades que deleiten a locales y visitantes por igual. Eso sí, siempre siguiendo el lineamiento de un respeto firme hacia la belleza natural, cultural e histórica de nuestro estado.  

 

“Turismo en Yucatán solo tiene un nombre: Barbachano”, finaliza mi papá. La familia Barbachano forjó con sus inicios el camino para todos los que nos hemos encontrado con la vocación por el turismo en Yucatán.  

Maggie Rosado

Autor: Maggie Rosado

Maggie es apasionada del turismo, la escritura y los idiomas y cuenta con una maestría en Competencias Traductoras.

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