La mejor manera de ver una ciudad es a pie y Mérida no es la excepción, especialmente en la zona del Centro. Caminar no sólo te permite interactuar con los locales; también verás, escucharás e incluso olerás cosas que no puedes desde un coche.

 

Ya se ha escrito mucho sobre la Plaza Principal o Plaza Grande y caminar por la Calle 60 – con sus galerías, restaurantes y tiendas – es algo que le resulta familiar a los lectores de esta revista. 

 

En este artículo, mi objetivo es dar un paseo por una de esas manzanas que quizá no aparezca inmediatamente en tu radar. Caminaremos desde la Plaza Principal por la Calle 60, doblando sobre la 65 y volviendo a la plaza por la 62, prestando mucha atención a los detalles para poder apreciarlos.

 

Comenzaremos en la esquina noroeste, en el cruzamiento de las Calles 63 y 60. Frente a nosotros tenemos una hermosa mansión sin nombre (junto a la Casa Montejo con su increíble fachada). Parece estar en buen estado hasta que te das cuenta de que las plantas en los balcones son en realidad malezas y árboles, además notarás que se le ha caído un enorme trozo de yeso. Esperamos que nadie haya resultado herido cuando esto ocurrió. El museo del MACAY está a tu izquierda, al otro lado de la calle.

 

Vamos hacia el sur por la Calle 60. Cruza la calle con cuidado, los semáforos están ahí para los coches, no para los peatones, así que sigue las instrucciones del policía de tránsito o el ejemplo de los locales si el policía está en un descanso. Si tienes dudas, haz contacto visual con los conductores y corre.

 

Una vez cruzada la calle, ten cuidado en la esquina. El quiosco de periódicos se extiende sobre la acera provocando un cuello de botella para los peatones. A pocos pasos, llegarás a la amplia entrada de la tienda de ropa Óptima. Haz una pausa y apártate del camino de los demás. Verás que no hay puertas y sentirás la deliciosa brisa del aire acondicionado que se cuela entre el calor de Mérida, animando a los posibles compradores a entrar, refrescarse y, por qué no, comprar una camiseta o unos pantalones. Lo que quiero que hagas, es que mires al otro lado de la calle y hacia arriba. 

 

El edificio que ves es el Edificio Gómez. ¿Ves el señalamiento en la parte superior? Fíjate también en la bonita fachada art decó. Al nivel de la calle están la zapatería Coppel/Canadá, algunas otras tiendas y al final de ese edificio está La Mayuquita, una conocida panadería yucateca que vende Pan Francés y Tutis calientes desde 1940. A la izquierda de la panadería hay una misteriosa puerta metálica con una bonita herrería de plantas. Hay un timbre, pero no hay indicación de lo que hay dentro. Mejor no toques el timbre.

 

Continúa hacia el sur. Mientras caminas (y esto se aplica a cualquier calle del Centro de Mérida) ten en cuenta los medidores que salen de las paredes a la altura de la cabeza, junto con el ocasional aire acondicionado de ventana y su marco de metal. Un encuentro violento con un objeto de este tipo te arruinará el día.

 

De nuevo, a pocos pasos de la panadería, verás a tu izquierda una calle comercial para peatones; se llama Pasaje Emilio Seijo. ¿Quién es este Emilio Seijo? Fue un empresario de origen español que llegó a Mérida muy joven y se hizo un nombre gracias a varios negocios exitosos que le dieron la oportunidad de ser también filántropo. Por esto último se le recuerda con cariño y por ello, esta calle lleva su nombre.

 

Aparte del McDonald’s a la derecha de la calle y de la tienda de nombre interesante SexyLust, que no vende juguetes sensuales sino todo tipo de maquillaje potencialmente tóxico, no hay mucho que destacar hasta la esquina de la Calle 65. La mayoría de los comercios sobre esta calle son tiendas de ropa y accesorios, todas ellas con grandes bocinas que explotan con música de reggaetón y cumbia. Has llegado a la esquina de la 60 y la 65, ahora dobla a la derecha.

 

Estás caminando hacia el oeste, sobre la 65. A tu derecha tienes el Centro Joyero, una colección de puestos que venden joyería, sobre todo de plata y oro. También hay un centro de cambio en el interior para intercambiar tus dólares (canadienses o estadounidenses) por pesos, a un tipo de cambio decente.

 

A tu izquierda, una hermosa mansión de principios del siglo XX ha sobrevivido al avance destructivo del «progreso» que eliminó muchos edificios clásicos dejando en su lugar construcciones modernas poco atractivas (modernas en los años 50 y 60). También las verás a lo largo de este tramo de calle. 

 

La mansión colonial mencionada arriba ahora es una tienda Suburbia repleta de ropa para toda la familia. En el interior, puedes distinguir el patio central – ahora cubierto por un techo de plástico – y el balcón del segundo piso que se extiende a su alrededor. Sube las escaleras hasta el segundo piso, disque para ver los colchones, ya que aquí se exponen en grandes pilas. Mira hacia abajo e imagina cómo era la casa cuando estaba recién construida: habitada, amueblada, con cuadros en las paredes y llena de personal doméstico para barrer todo ese piso.

 

De nuevo afuera y justo enfrente, verás un edificio de color marrón oscuro que sólo puede describirse como un reto estético. Tiene una forma algo triangular que contrasta completamente con todo lo que hay cerca, incluido el monolito de cuatro pisos de cristal y metal que ha sido literalmente «achocado» en el lugar que ocupa. Este alberga una tienda de productos chinos y un banco Banamex/Citibank. El espacio que se encuentra detrás es un estacionamiento agradable con árboles y para uso exclusivo de los clientes del banco. Un banco y un cajero automático Banorte con su acostumbrada fila de clientes (más ahora en pandemia y con distanciamiento social) completan el cuadro.

 

Observa también que, frente al cajero automático de Banorte, hay un edificio vacío que lleva tiempo cerrado. En su amplia entrada, dos mestizas con huipiles venden coloridas hamacas y artículos afines, además de cacahuates y dulces caseros.

 

Siguiendo hasta el cruzamiento de la Calle 65 con 62, verás que hay fachadas originales en tres de las cuatro esquinas. Mirando hacia arriba, en una de las esquinas hay una mansión de dos pisos de color crema con impresionantes rostros en estuco asomando debajo de cada ventana. Enfrente y todavía sobre la 65, está la excepción a las bonitas fachadas con otro artilugio de cristal y acero que alberga una sucursal de Foto Guido. Esta es una parada clásica para las fotos del pasaporte y el visado. Si eres yucateco y has viajado al extranjero, probablemente te hayas tomado la foto del pasaporte en una de las muchas tiendas Guido que hay en Mérida

 

En la esquina noroeste hay otra mansión, esta decididamente sin restaurar ni mantener. Mirando por encima de la entrada principal sobre la 62, se puede leer en letras anticuadas las palabras Hotel Sevilla. Si se observa la entrada, se ve que la leyenda también está grabada en el suelo. Las puertas de madera han perdido uno que otro panel y si apartas el plástico (que de por sí está suelto, no rompes nada), puedes asomarte al interior y ver lo que antes era el vestíbulo. Mete la cámara y toma unas cuantas fotos: fíjate en los andamios que sostienen el segundo piso.

 

Para fotos y descripciones involuntariamente chistosas: www.meridayucatanrealestate.com/advanced-search/hotel-sevilla/

 

Parado desde el Hotel Sevilla, la entrada al mencionado edificio de color crema ahora está frente a ti. Toma un momento para mirar el trabajo de herrería que protege la entrada. Precioso. Más rostros en estuco sobre las ventanas superiores.

 

Al continuar hacia el norte por la 62, regresando a la Plaza Principal, hay más mansiones en el lado izquierdo de la calle pero queda poco de los edificios originales en el lado derecho. En la esquina de la 63 y 62, está el edificio conocido como Casa los Ladrillos. A ver si entiendes por qué se le dio ese nombre. La casa se remonta al tiempo de los Montejo y en su día fue propiedad de la familia Cárdenas y luego de los Peón. Hoy en día, la casa es conocida sobre todo por su referencia al ladrillo, pero algunas personas mayores la conocen como la Casa Cárdenas. En su interior hay una selección de tienditas que venden desde velas y artículos esotéricos hasta joyería y ropa. Ahora, durante la pandemia, las compras son limitadas y la mayoría de las tiendas están abandonadas.

 

Curiosamente, bajo este edificio, en un estacionamiento al que se puede acceder en coche o a pie sobre la Calle 63 al acercarse a la Plaza Grande, hay una serie de túneles que, según algunos, conectan este rincón con la Catedral. Otros dicen que son simples almacenes del edificio o que quizá fueron los inicios de un sistema de drenaje de aguas residuales.

 

De vuelta a la Plaza Grande, ¡has completado tu vuelta por la manzana!

 

 

Editorial por Ralf Hollmann
Autor de Modern Yucatan Dictionary
Fundador de Mayan Xic
Director de Lawson’s Original Yucatán Excursions

 

 

Fotografía por Yucatán Today y Ralf Hollmann para uso en Yucatán Today.

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