La Historia que no Conocías del Chicle
Seguramente has probado varias gomas de mascar con sabores, colores y hasta olores diferentes. Pero, ¿sabías que el chicle nació en la Península de Yucatán? Acompáñanos a descubrir ese pasaje de su historia.
Origen maya del chicle o goma de mascar
Las contribuciones culturales de los mayas prehispánicos van más allá gran sabiduría y visión en astronomía, arquitectura y matemáticas. Otra de sus aportaciones tiene un alcance mundial, y puede encontrarse en cualquier momento en boca de todos: el chicle. Estamos seguros que esta historia no te la imaginabas. La goma de mascar de los mayas, conocida como sikte’ o cha’, era completamente natural, de color blanco y sin sabores o azúcares añadidos.
La evidencia del uso del chicle como goma de mascar entre el pueblo maya se remonta al año 200 d.C. El proceso de extracción y elaboración artesanal se conservó por generaciones a través de varios siglos, y continúa, aunque de forma más reducida, hasta nuestros días.
Cabe mencionar que los mayas no fueron la única civilización que de una u otra forma descubrió las bondades de las resinas vegetales; según Serious Eats, los antiguos griegos masticaban una sustancia llamada mástique, proveniente del lentisco, un árbol abundante en los países mediterráneos; los escandinavos masticaban la savia del abedul, y en América del Norte, la resina favorita era la del abedul. Sin embargo, fue el chicle proveniente del chicozapote el que conquistó al mundo.
El proceso de elaboración del chicle artesanal
Y ¿cómo se conseguía el chicle? Lo primero era extraer la savia del chicozapote; este árbol, abundante y de gran tamaño, es muy conocido por su delicioso fruto, pero por mucho tiempo fue enormemente valioso por su resina.
Imagínate a varios hombres con una soga alrededor de su cuerpo, trepados literalmente en los troncos de estos árboles de más de 15 metros de altura. Ahí, los “chicleros” hacían cortes en forma de zigzag en las cortezas para hacer fluir la savia blanca. Este mismo método se usaba para extraer el hule utilizado para la pelota del pok ta pok, o juego de pelota maya. Para hacer el chicle, la resina se secaba al sol en bloques y se cortaba para obtener láminas que luego se usaban para masticar. Increíble, ¿verdad?
Uso del chicle entre los mayas
Los mayas utilizaron el chicle para combatir el hambre y la sed. Con el tiempo, su uso se extendió al territorio azteca. Para cuando los españoles llegaron al continente americano, el misionero franciscano fray Bernardino de Sahagún, en su Historia general de las cosas de la Nueva España, describió la “etiqueta” del uso del chicle como herramienta de higiene bucal: las niñas podían hacerlo en público, pero lo correcto era que las mujeres adultas lo masticaran en privado. En el caso de los hombres, sólo masticaban chicle en secreto.El chicle yucateco llega a Estados Unidos
Cuenta la leyenda que la explosión comercial del chicle se origina a partir de un encuentro del ex presidente de México, Antonio López de Santa Anna, con el joven Thomas Adams. La intención original era usar el chicle para sustituir el hule, pero fue su uso masticable el que despegó.
Así comenzó una etapa de exitosa exportación de la resina producida en la Península, en gran demanda tanto por la compañía Adams como la Wrigley Company. “Gran demanda” no es una exageración: según Smithsonian Magazine, entre 1880 y 1930, la cuarta parte de los árboles de chicozapote del sureste de México habían sido consumidos por su resina. A ese ritmo, se pronosticaba que el chicozapote habría quedado completamente extinto para la década de los ‘70s.
Declive de la industria chiclera de Yucatán
Sin embargo, en los años 50 se elaboró una goma sintética que sustituyó a la resina natural, y vino el declive económico alrededor del árbol del chicle. La goma de mascar, por su lado, atravesó una etapa de experimentación masiva de sabores que continúa hasta el día de hoy con las marcas que todos conocemos.
Hoy en día, la producción ancestral heredada de los mayas se conserva a través de marcas que buscan comercializar el chicle artesanal, biodegradable y sustentable, para que tú también disfrutes el chicle tal como se hacía hace 1800 años.
Por Violeta H. Cantarell y Yucatán Today
Fotografía de Chicza del sitio web de https://chicza.com
Publicado por primera vez en la revista impresa y digital Yucatán Today, edición no. 349 de enero de 2017.
Autor: Violeta H. Cantarell
Nacida en Mérida, Violeta es una comunicóloga dedicada a escribir y crear contenidos en temas de turismo, moda y emprendimiento. Recientemente incursionó como traductora inglés-español.