¡Al abordaje, marineros de agua dulce! Cuenta la leyenda que desde hace cientos de años hay un tesoro perdido, que fue enterrado por piratas en las arenas de las paradisíacas playas subtropicales de Yucatán. Anillos de oro, hebillas, cruces, broches, gemelos, pulseras, rosarios y esmeraldas incrustadas son sólo parte del botín que cientos de aventureros sueñan con desenterrar a lo largo de la costa virgen.
Hordas de feroces piratas solían saquear galeones españoles (y su carga en doblones) durante su viaje hacia el Viejo Mundo. Mientras algunos recuperaron su tesoro escondido, otros nunca lograron regresar por él. Es por eso que tantos turistas acuden a las hermosas playas de Yucatán cada año en búsqueda de algún botín pirata olvidado.
Una de estas joyas es el tranquilo pueblo portuario de Dzilam de Bravo, que, se dice, tiene una fortuna escondida en algún lugar bajo su costa, pidiendo a gritos ser redescubierta. Se dice que el temible pirata francés Jean Lafitte (apodado El Héroe de Orleans por ayudar a los Estados Unidos contra los británicos) desembarcó allí con un cofre lleno de tesoros. ¡Por las barbas de Neptuno! Aparentemente, las riquezas que se encuentran extraviadas llenarían los cofres de cualquier pirata por el resto de sus días, mis valientes.
Déjame contarte sobre el canalla Lafitte. Era lo que se conoce como un caballero pirata . Aunque disfrutaba de la bebida, el juego y las mujeres, también tenía fama de adoptar modales y vestimentas más aristocráticos que la mayoría de sus compañeros piratas. Lafitte era conocido por aprovecharse de las principales potencias y cambiar de bando continuamente, llevando a cabo asaltos a lo largo del Golfo de México y el Caribe como corsario. Incluso fundó su propia colonia de piratas… que se quemó hasta los cimientos mientras él escapaba con la tripulación en su barco favorito, The Pride . Era el verdadero Jack Sparrow. 
Las historias transmitidas de generación en generación dicen que Lafitte desembarcó en el puerto de Dzilam de Bravo con un cofre gigante de oro mientras huía de sus enemigos. Aseguran que corrió a Isla Pájaros, a unos 300 metros de la costa, y enterró su tesoro robado con la idea de regresar en el futuro. Antes de que la isla se perdiera tras el huracán Isidoro en 2002, la gente temía acercarse debido a una terrible maldición: los lugareños hablaban del fantasma de un esclavo sin cabeza que protegía Isla Pájaros. Varios turistas también informaron haber visto una figura espeluznante al otro lado de la bahía. Según cuenta la leyenda, Lafitte les dijo a sus hombres:
“Dejaré mi tesoro aquí, pero solo uno de ustedes se quedará para cuidarlo. ¿Quién quiere quedarse?"
Un esclavo negro de su tripulación levantó la mano, pero los ojos de Lafitte rápidamente brillaron con codicia antes de volarle la cabeza sin piedad. Los muertos no hablan. Se dice que el tripulante negro a veces aparecía al atardecer para proteger el tesoro perteneciente a su traicionero amo. Aunque la isla ha desaparecido desde entonces, muchos todavía creen que el botín permanece escondido bajo la arena en alguna parte de las playas de Dzilam de Bravo.
Los visitantes encontrarán un monumento llamado Las tres cruces dedicado a las hazañas del notorio pirata que pudo haber dejado más que tesoros e historias. Algunos pobladores cuentan que Lafitte llegó al puerto con su esposa, Lucía Allen, y luego se enamoró de una habitante de Dzilam de Bravo: por eso el corsario era un asiduo visitante del puerto. Varios habitantes originales del pequeño pueblo portuario incluso creen que su tez y ojos (más claros que los de otros yucatecos) prueban definitivamente que la sangre pirata corre por sus venas. La leyenda que rodea la muerte de Lafitte y su botín perdido implica una larga lista de especulaciones sobre el lugar donde ambos yacen hoy en día. Algunos ciudadanos de Dzilam de Bravo aseguran que sus restos yacen enterrados en Yucatán, al igual que sus valiosas pertenencias. Sin embargo, ya sea que los huesos de este bucanero estén en el fondo del mar o bajo las arenas de Dzilam de Bravo, su muerte y su oro sin descubrir siguen siendo una incógnita. ¿Serás tú quien encuentre el tesoro escondido de Lafitte?
Fotografía por Yucatán Today y la Biblioteca Rosenberg para su uso en Yucatán Today.
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