¡Bienvenido a Yucatán! Aquí hablamos nuestra propia versión de la lengua castellana y esperamos que esta pequeñísima explicación te ayude a entender un poco más el porqué hablamos como hablamos.
En los años posteriores a la llegada de los españoles a lo que es ahora México, la Península de Yucatán estuvo poblada por un grupo muy grande de gente que hablaba maya y unos cuantos españoles, descendientes de quienes intentaron conquistar las tierras del Mayab. Los españoles hicieron su mejor esfuerzo para mantener su pureza, pero no pudieron ante los encantos y la resistencia de los mayas, quienes, por cierto, fueron los únicos indígenas de la nueva república que nunca fueron conquistados.
Los españoles contrataron a los locales para servirles; por lo tanto no era inusual escuchar la lengua Maya en sus grandes mansiones y haciendas, y las claras líneas entre los que hablaban el castellano y los que se expresaban en maya empezaron a borrarse.
De pronto, los hijos de los españoles, bajo el cuidado de sus queridas nanas mayas, empezaron a hablar maya; los trabajadores, a su vez, aprendieron ciertas expresiones en español de sus patrones. La evolución lógica de todo esto fue que los españoles comenzaron a hablar español con el típico tono aporreado de los mayas, y los mayas empezaron a hablar español pero aplicando la gramática de sus antepasados. En fin, todo fue un Xe’ek’ (shek): un revoltijo idiomático.
Al fusionarse los dos idiomas, el camino quedó trazado para una nueva lengua. El poeta yucateco don Fernando Espejo señalaba que la evolución de una nueva lengua tardaba unos 1000 años, y que era necesario cierto aislamiento para lograrlo; la península de Yucatán reunía perfectamente estos requisitos. Debido a la dificultad de viajar desde o hacia el centro de México, durante casi 400 años hubo poca comunicación con el resto del país, lo cual permitió el desarrollo de la nueva lengua.
Sin embargo, el proceso fue truncado a la mitad de su evolución cuando los trenes y otras formas de comunicación lograron unir a Yucatán con el resto de México. Si hubiésemos seguido con el aislamiento unos 600 años más, podríamos estar hablando una lengua completamente diferente, algo así como el catalán en España. Yucatán se quedó con una lengua a medias, con influencias del Caribe, de Europa y de la importante actividad marítima a través de la cual se comunicaba con el resto del mundo. Palabras como “hamaca”, “chiffonnier” y “embromado” son algunos ejemplos de estas influencias.
Pero la influencia más notable en el español que se habla en Yucatán hasta estos días, es la influencia maya. No es nada raro escuchar palabras, expresiones y exclamaciones que tienen sus orígenes en (o de plano pertenecen a) la lengua maya. El “tuch”, el “xik”, el “mulix”, el “samaare” y el “way”, son términos que se utilizan a diario en estas tierras.
Hay miles de ejemplos más, pero por el momento, te toca escuchar y preguntar a los yucatecos y yucatecas que encuentres: ¿Qué es eso así?
Contribución de nuestro escritor semiregular Ralf Hollmann, autor de Modern Yucatan Dictionary, disponible en Amazon, y ocasionalmente en la librería física favorita de todos, Between The Lines, en el centro de Mérida. Libro: www.amazon.com/Modern-Yucatan-Dictionary-Ralf-Hollmann/dp/0988433753
Fotografía por Co’ox Mayab y Carlos Rosado para su uso en Yucatán Today.
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