Advertencia: Su escritora sarcástica de siempre está a punto de ponerse sincera. Los poderes externos me han pedido que explique por qué mi familia terminó en Yucatán.

Mérida tiene la reputación de ser un lugar genial para jubilados del extranjero, sin embargo, hay un número creciente de familias nuevas que se mudan aquí del resto de México y el mundo. ¿Cuál es la fascinación? ¿Por qué estamos aquí?

Yucatán es obviamente uno de los estados más seguros de México, pero la atracción va mucho más allá de la seguridad. Para mi familia, hubieron muchos factores de tracción y empuje. No estábamos felices con la dirección que estaba tomando el Reino Unido, ni con la calidad de vida. Queríamos desacelerar, reconectar con nuestros valores, aprender un nuevo idioma y mostrarles a nuestros hijos que hay mucho más en este mundo que la vida en Londres.

Mayapán

Si estás listo para hacer un esfuerzo y encontrar tu comunidad, Mérida es un lugar increíble y vibrante para vivir y criar niños. Hemos encontrado escuelas fabulosas para nuestros hijos, conocido a gente maravillosa y creado nuestra “tribu”. Vivir tan cerca de la playa, así como múltiples cenotes y sitios arqueológicos, significa que no existe el aburrimiento. Siempre encontramos cosas nuevas que hacer y nuevas aventuras para compartir. Los niños son bienvenidos en los restaurantes con brazos abiertos, los eventos culturales son para toda la familia y los pequeños son valorados de una manera que no sucede en nuestra tierra natal.

No nos lanzamos a lo desconocido ni nos mudamos a México sin un plan. Primero tomamos un viaje de seis meses para averiguar si vivir aquí nos funcionaría. Rentamos una casa y un coche en Mérida y nos aventuramos a conocer la ciudad. Metimos a los niños en una escuela, tomamos cursos intensivos de español, encontramos amigos y exploramos la región lo mejor que pudimos. Cuando nuestro tiempo se acabó, sabíamos con seguridad que Mérida era donde queríamos vivir e íbamos a buscar la forma de cómo lograrlo.

En un año, estábamos de regreso en Mérida, con la residencia y nuestros corazones reventando de felicidad. Trajimos libros para niños, computadoras, algunas colchas y sábanas y muy poquito más del Reino Unido. Básicamente volvimos a empezar. Puede ser un poco extraño pensar en todo lo que dejamos atrás, pero sólo son cosas. Nada de eso importa. ¿Y qué si mi sillón o mesa no son tan lindos como los que dejé en Londres? La vida que tenemos aquí y las experiencias son mucho más valiosas.

Mis hijos han vivido gran parte de su vida en Mérida. Se consideran tanto mexicanos como ingleses. Se mueven dentro de la sociedad mexicana y la comunidad migrante con facilidad. Están inmersos en referencias culturales mexicanas que yo sólo sueño con poder entender y su educación no es eurocentrista y tampoco lo será su visión del mundo. Estoy agradecida con México por darnos un hogar cuando no sentíamos que el Reino Unida podía serlo y por ayudarnos a educar a nuestros hijos a ser ciudadanos del mundo.

 

 

 

Editorial por Cassie Pearse
Escritora y bloguera
Especialista en aventura en familia

 

 

 

Fotografía por Jorge Zapata y Cassie Pearse para su uso en Yucatán Today

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