En estos tiempos de confinamiento resultaría absurdo no reconocer la directa y profunda estrechez que tenemos los seres humanos con la naturaleza.
Algunos seguirán pensando que esto que toca vivir es fortuito, como si nada tuviéramos que ver nosotros con lo ocurrido. Sin embargo, la causa y el efecto son la fórmula básica de evaluación, porque es ahora cuando el efecto de los emprendimientos personales, para algunos carentes de sentido, comienzan a tomar valor.
Es ahora cuando rectifico que no es moda el tratarme de alimentar, casi en su mayoría, de cosechas y productos locales y con esto honrar a la tierra en la que vivo, además de contribuir económicamente con los agricultores de la comunidad.
En esta dura época de confrontación, tenemos que preservar la salud, enriquecer la fe, ahorrar y valorar los recursos. Es ahora cuando cobra significado todo, y me doy cuenta que no es moda traer siempre conmigo una ecobag en la bolsa de mano, que no es pretencioso cargar en la cajuela del coche una hielera y caja portable para las compras, que no es moda preferir regalos de segunda mano, hacer composta y separar la basura.
También he sido testigo en esta cuarentena, de que esos esfuerzos por lavar y separar cada botella y empaque de la basura. No sólo han sido muestras de apoyo a la ecología, se han convertido en útiles herramientas para sobrellevar la cuarentena con los niños en casa. ¡Ahora pienso que es lo menos que le debo a la Tierra!
Analizo de igual forma, que no es una moda el meditar, ni el hacer yoga. En días como estos, donde lo esencial se ve comprometido, se ha vuelto una necesidad ir al interior. Porque como dice Lucía Gil, en su canción (ahora convertida en himno por los españoles en cuarentena) “es tiempo de escondernos, quizá sea la forma de encontrarnos otra vez”.
Y a estas palabras que sin pretensión alguna se escriben meditativas, quizá se las lleve el viento, pero al plasmarlas aquí llevan ya consigo un poco de conciencia y optimismo. Porque para el mundo allá afuera, los actos que construyen, por mínimos que sean, siempre suman más que no hacer nada.
Editorial por Betsabé Gómez Parada
Fotografía por para su uso en Yucatán Today
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