He estado pensando mucho sobre el futuro de las salidas familiares en Yucatán ya que obviamente estoy obsesionada con explorar la región y sí, me estoy volviendo un poco loca en mi casa sin poder salir y disfrutar del privilegio que es vivir aquí.
Justo cuando mis hijos están llegando a una edad en la cual no se requiere precisión militar para planear nuestras aventuras, COVID-19 llega, se ríe en nuestras caras y demanda que sigamos una nueva serie de protocolos si queremos continuar aventurándonos de manera segura. Y la mejor parte es que ni siquiera sabemos cuáles son esos protocolos aún.
En mi familia somos muy claros con nuestros hijos al decirles que el mundo ha cambiado y que si queremos seguir explorando, nos tendremos que adaptar. No pretendemos amar las nuevas reglas pero somos absolutamente claros en que son fundamentales de ahora en adelante.
No hace falta decir que en el futuro inmediato, todos tendremos que usar tapabocas cuando salgamos. Usar un tapabocas puede ser molesto pero de ninguna manera nos impide admirar la belleza de un árbol que acaba de florecer o de disfrutar el cantar de los pájaros. Afortunadamente, mis hijos están de acuerdo con los tapabocas hasta ahora.
Están menos cooperativos con el tema de lavar sus manos minuciosa y regularmente. “Pero mamaaaaá, acabamos de usar desinfectante. ¿Por qué tenemos que lavarnos las manos otra vez?” es una frase comúnmente escuchada en la casa. ¿Alguna vez has intentado decirle a niños chiquitos que no toquen cosas? Sí, exactamente. Nunca pensé que pronunciaría las palabras “por favor no lamas el autobús” a un ser humano. Aunque mis hijos ya están más grandes, no tengo mucha fe en que mantendrán sus manitas bajo control. El desinfectante y el jabón son fastidiosos para los niños, pero si nos mantienen seguros y significa que podemos salir de la casa, nos lavaremos las manos millones de veces al día.
Cuando se nos permita comenzar a divertirnos de nuevo, la respuesta más obvia es dirigirnos hacia donde no hay tanta gente. Es la oportunidad perfecta para disfrutar de toda la belleza que nuestro estado ofrece. Personalmente, yo planeo apoyar a las agencias locales de turismo y las opciones ecológicas. Para empezar, vamos a explorar los manglares en Sayachaltún en kayaks y después iremos a comunidades apoyadas por Co’ox Mayab para descubrir y aprender. De hecho, ya compramos un vale de Co’ox Mayab para una estadía en el futuro y un tour de los manglares en San Crisanto. Podremos mantener la sana distancia mientras apoyamos a las comunidades también.
Sospecho que los cenotes y sitios arqueológicos serán uno de los últimos atractivos en abrir al público, así que tendremos que resistir sin la clásica diversión yucateca un poquito más. Cuando abran, puedes estar seguro que estaré corriendo por todos mis sitios favoritos y chapoteando felizmente en los cenotes con mis hijos. Algunos de los sitios Mayas menos conocidos resultan ideales para cuando el turismo con distanciamiento social se vuelva la nueva regla. Es fácil llegar desde Mérida a sitios como Aké o Xcambó y rara vez recibían más que unos cuantos visitantes durante los “tiempos de antes”. Serán perfectos para la “nueva normalidad” en cuanto a turismo con distanciamiento social.
Si tú también estás obsesionado con el agua, entonces tours privados de la ría en Celestún, Río Lagartos y San Felipe definitivamente te harán sentirte como pez en el agua mientras te mantienes lejos de las multitudes.
Nuestra paciencia valdrá la pena. Mantendremos a nuestro estado seguro y a nuestras familias también y tan sólo piensa cuánto apreciaremos todas las maravillas de Yucatán cuando sea posible salir a jugar de nuevo.
Editorial por Cassie Pearse
Escritora y bloguera
Especialista en aventura en familia
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