Me gustan los dulces. Cada vez que voy a la tienda compro algunos, aunque en realidad no son para mí. Sucede que, en mis andanzas por Yucatán, he observado la presencia, en ciudades y pueblos, de pequeñas casitas como de juguete, pero que no son ningún juego.
Están allí; simplemente te las encuentras en la esquina, en alguna acera, al fondo de un patio o afuera de un edificio en construcción.
¿Qué son estas casitas?
¿Qué son estas casitas que pueblan la geografía rural y urbana de la península yucateca? Porque las he visto incluso en la zona hotelera de Cancún.
La respuesta está en la mitología maya, en la que existen los Aluxes: unos seres pequeños que guardan el monte, las cuevas y los cenotes. Dotados de poderes mágicos y un carácter travieso, los Aluxes viven entre nosotros sin que los veamos, aunque sí los percibimos: una sombra o un ligero soplo del viento pueden delatar su presencia.
Por lo regular son benignos, pero conviene no molestarlos. En el campo, los milperos piden su ayuda para proteger la siembra de animales o de personas ajenas. Para ello hacen ceremonias en las que se les ofrendan bebidas y alimento.
En entornos urbanos la costumbre también se observa. Quizá no se hagan ceremonias, pero se construyen las casitas que te mencioné, con el fin de ganar el favor del alux y cuidar la casa o permitir construir en algún terreno.
¿Por qué se construyen estas casitas?
No hay, que yo sepa, un manual de edificación ni tampoco un modelo de casita único. A veces son una sencilla choza o bien una elaborada pirámide con todo y su Chac Mool.
Se sabe de obras de construcción que sufrían retrasos misteriosos hasta que se levantaba una casita para el Alux guardián del terreno; entonces, la obra continuaba sin problema.
Por eso los dulces, aunque la fruta es buena opción también. Se les deja como ofrenda y muestra de respeto al Alux, una forma de agradecer su compañía y protección.
Como costumbre, habrá quien la califique de supersticiosa, pero no faltan las historias de cómo alguien padeció las consecuencias de no creer o, peor aún, de faltar al respeto al Alux de una cueva o un predio.
Además, las casitas de alux son bonitas y a mi entender, son un modo de mantener viva una manera de ver el mundo que nos distingue como yucatecos.
Al igual que las hadas, los Aluxes existen en tanto se crea en ellos. Además, ¿qué sería del Mayab sin su mitología, sin sus seres mágicos?
Por eso compro dulces, para dejarlos en las casitas que hallo en el camino y el alux que vive allí, sepa que se le respeta.
Por Alberto Chuc
Me gusta viajar a través de libros y en el mundo real, actividades que combino cada vez que puedo.
Fotografías por Alberto Chuc para su uso en Yucatán Today.
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