Macay Gomez MayorcaLa pintura de paisaje ha demostrado ser una verdadera pasión en la historia de nuestro país. A través de sus distintas manifestaciones ha simbolizado la identidad social y las distintas expresiones del carácter nacional, el cual se desdobla en las variadas formas de hacer pintura de paisaje: como una certidumbre o como una indagación. Es por ello que el Museo MACAY presenta la muestra Horizontes. Pasión por el Paisaje, de la prestigiada Colección Privada ING, del 17 de abril al 30 de junio de 2009.

EL PAISAJE COMO CERTIDUMBRE

Desde la época de Independencia y durante todo el siglo XIX, la curiosidad europea por América tuvo motivos políticos, comerciales, científicos y también artísticos. Las obras son de carácter naturalista, con rasgos de costumbrismo, acordes a la corriente romántica que imperaba en la pintura europea en esos años.

Las formas de enseñanza de la Academia de San Carlos (1783) rigieron la práctica de la pintura en México. En la cátedra de perspectiva y paisaje se enseñaba el dibujo al aire libre para después ejecutarla obra final en el taller a partir de los bocetos realizados en campo.

En el paisaje del siglo XIX no únicamente se representaron los escenarios naturales, sino también el espacio urbano. Los detalles costumbristas y las aspiraciones nacionalistas fueron muy favorecidas por los artistas académicos quienes registraron espacios arquitectónicos actualmente desaparecidos.

En 1867 la Academia cambia su nombre por el de Escuela Nacional de Bellas Artes. La enseñanza había caído en el discurso del nacionalismo académico, una inercia que privilegiaba los temas históricos abordados desde una práctica realista de la pintura.

EL PAISAJE COMO INDAGACIÓNMacay Murillo

Las primeras vanguardias en Europa y hacia 1900 en México fueron el impresionismo y el modernismo. En el paisaje cobra importancia la manera en que el artista percibe y por lo tanto, interpreta. La obra se vuelve entonces algo íntimo, un estado de ánimo.

En la década de los 40’s algunos pintores comenzaron a interesarse por los movimientos de vanguardia como alternativa al dominio de la escuela mexicana de pintura. Nuevamente entraron a la escena del arte nacional obras inspiradas en el surrealismo y la pintura metafísica.

Hacia los años 50’s comienza a destacarse dentro de la pintura de paisaje Luis Nishizawa, un artista con gran sentido de observación de la naturaleza y con un lenguaje propio. Durante las siguientes décadas pintaría paisajes a la acuarela en un estilo con aires de la pintura japonesa conocida como sumi-e.

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La pintura de paisaje ha demostrado ser una verdadera pasión en la historia de nuestro país.