Los días durante Janal Pixan en Yucatán se podrían considerar unos de los más distintivos del año. Durante esta festividad maya, estamos acostumbrados a celebrar en grande. Nos encanta participar en el Paseo de Ánimas todos los años, recorrer el cementerio, tener muestras y concursos de altares, espectáculos… y ni hablar del Festival del Pib. La calle está llena de vida (estoy consciente de la ironía) y la gente está feliz de celebrar a sus seres queridos, pintarse la cara y comer.
Janal Pixan este año, como muchos de nuestros eventos favoritos, será diferente. ¡Pero esa no es razón para dejar de vivir la cultura del estado en todo su esplendor!
La muerte es algo que siempre ha estado presente en la historia del hombre. Desde el inicio del mundo, explicarla y tratar de darle sentido aterroriza a los humanos. Los mayas concebían el tiempo de manera cíclica ligada a un espacio universal en el que el tiempo fluye infinitamente. Este está conformado por la Tierra, trece planos celestes arriba y nueve inframundos por debajo. En el centro se encuentra una Ceiba, el Ya’axché, árbol sagrado que une todos los espacios. Aquí es donde los ciclos de los humanos se unen con las secuencias divinas que deciden sus destinos. La cosmovisión maya sigue presente rigiendo sus fiestas, rituales y arquitectura.
El Pixan es el regalo de los dioses a los humanos al nacer, un fluido que indica la energía e intensidad de la persona, su fuerza y lo que los acompañará al inframundo. Se dice que el mundo de los vivos, muertos y el de los dioses está unido por caminos en forma de serpientes donde las ánimas transitan.
De acuerdo a esta festividad, del 31 de octubre al 2 de noviembre las almas de personas fallecidas obtienen permiso para regresar a su hogar y visitar a sus seres queridos. Y como con cualquier visita, hay que prepararnos para su llegada. La casa tiene que estar completamente limpia, hay que asignar un lugar especial de nuestro hogar para el altar que se llenará de fotografías de los familiares, flores Xpujuc y Xtés, veladoras, manteles nuevos, comida y bebidas. No puede faltar el tradicional Mukbilpollo en tu casa. Después de probarlo, entenderás por qué los yucatecos lo esperan con ansias cada año. Pide uno a domicilio de algún negocio local. ¡Lo apreciarán!
En la cultura yucateca, la muerte es como nuestra compañera de viaje. Lo mágico de esta tradición es que crea un vínculo entre los muertos y los vivos. Es una manera de recordar a aquellos que ya no están, dejarles sus comidas favoritas, convivir en familia y mantener la cultura más viva que nunca.
Editorial por Greta Garrett
Editora asistente
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