Hace no mucho estuve trabajando en comunidades Mayas del sur del estado de manera regular. Y por supuesto, mi forma de ver la vida cambió en este tiempo desde muchas aristas.
Una de ellas es la manera de responder a cualquier malestar físico. Frecuentemente mis bronquios protestaban al dormir en medio de la selva porque soy asmática y la humedad es un detonante del que no puedo escapar. También me llegué a asustar más de una vez al encontrar piquetes extraños en mi cuerpo porque no faltaban insectos a nuestro alrededor de manera cotidiana.
Sin embargo, al ir conociendo mejor la manera de vivir y de pensar de las personas con las que estuve trabajando ahí, pude ir aprendiendo cómo se curan ellos. Descubrí que para el asma una de las plantas que usan como control es la cebollina; esa que conocemos como cebollita cambray. La moringa, por ejemplo, también sirve para tratar el asma, pero además es alta en nutrientes y controla la diabetes. Una vez encontré unas ronchas en mi cuerpo, y me ayudaron a preparar un extracto con una planta conocida como “Xcacaltún” (albahaca silvestre) para ponerme en las ronchas, y efectivamente, se fueron secando y sanando.
La historia no termina aquí. No solo aprendí que los Mayas recurren al monte o incluso a sus traspatios para buscar medicina, sino que el proceso de curar tiene también un peso importante. En cada comunidad existen varios “yerbateros”, que son los que curan con plantas. Ellos no cobran por su servicio con dinero, más bien hacen intercambios y eso en caso de que el enfermo tenga algo para dar pues no es un requisito. Las familias acuden a ellos, ellos les preparan la medicina y les enseñan también a hacerlo por sí mismos. ¿Por qué no cobran? Porque para ellos, poder curar a otros es un don, y ese don, que es heredado de sus ancestros, trae consigo también la responsabilidad de ayudar a los otros a vivir en salud.
Esta es solo una parte de todo lo que engloba la salud en la vida maya. Para ellos, una persona se enferma cuando no existe un equilibrio entre mente, corazón, cuerpo y alma; el “Toj óolal” en maya. Las enfermedades no se relacionan únicamente con el cuerpo, van mucho más allá. Así, la manera de curarse no es solamente a través de la medicina, sino de un proceso introspectivo y un trabajo interior de día a día.
Qué curioso, ¿no? Pareciera que estoy hablando de cualquier religión. Y sí, los mayas tienen una vida espiritual profunda, cotidiana y que se refleja en su modo de ser y de ver el mundo.
Editorial y fotografía por Valentina Álvarez para uso en Yucatán Today
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