
Si la palabra ¨alebrije¨ es nueva, la talla de madera en Oaxaca tiene un origen muy antiguo. En principio, los alebrijes tenían una connotación religiosa y adornaban los altares de las casas. Eran más bien escenarios completos, como el Nacimiento del Niño Jesús, y contaban fácilmente docenas de piezas, todas talladas en madera ligera (el copal) o de la cañuela (mazorca del maíz) para adornar los hogares humildes. Se los conocían como ¨Cristos¨, su nombre genérico. Lo que les caracterizaba era su aspecto un tanto crudo y ingenuo en su forma y tallada, que es una tendencia común en la artesanía tradicional. Hoy en día, la mayoría sigue con estas particularidades aunque, con el ¨oficio¨ profesional, se vislumbra una tendencia de refinamiento de su apariencia y calidad de talla y decoración. Los Cristos antiguos son ahora muy difíciles de conseguir, ya que no pasaron los avatares del tiempo y solo pueden verse en museos y algunas (afortunadas) colecciones privadas.
En los años 1950, los alebrijes habían casi desaparecido pero unos pocos artesanos seguían con la tradición. El turismo ha probablemente sido el catalizador de su renacimiento de más importancia. Sin embargo, de esta época llegó un cambio radical. Los nuevos alebrijes ya no eran de carácter religioso. Los artesanos se pusieron a producir animales, monstruos y piezas más creativas dando alas libres a su inspiración, a menudo de gran mérito y originalidad. También llegó otro cambio de suma importancia: el refinamiento de la decoración hecha a mano, tomando su inspiración en los detalles arquitectónicos y frescos de los templos pre colombino. El alebrije es producto de 4 manos: talla el marido y pinta su esposa. Aquí tenemos también una de las esencias de los alebrijes: son familias y comunidades enteras que se dedican a tallarlos, hasta ocupar a la mitad de ciertas poblaciones.
El renacimiento del alebrije también conllevó desafío entre los artesanos, con el resultado muy positivo de mejorar la calidad del producto. A menudo el alebrije producido ya no es mero producto de artesanía sino más cercano a una escultura artística. Si el alebrije conserva mucho su aspecto estático, hay sin embargo una tendencia nueva a realizar piezas más realísticas donde el movimiento toma una esencia primordial. Esas piezas son las más difíciles de conseguir, ya que son poquísimos los talleres que las producen.
El Estado de Oaxaca organiza un concurso anual de las mejores artesanías producidas por jóvenes artesanos. Entre otros, se otorgan un premio a la mejor talla de madera (usualmente un alebrije) y un premio a la mejor decoración. La importancia de estos premios habla, por si misma, de su gran calidad: el concurso promueve las artesanías y asegura su continuación, en una época donde se va desapareciendo lentamente, para no perder siglos de tradición.
El Estado de Oaxaca, en su esfuerzo de proteger a sus artesanos, ha prohibido la venta de alebrijes que no son producidos a mano en el mismo Estado, procurando así que las copias piratas chinas no puedan competir con el producto original.
François Valcke, Galería Tataya
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