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Historia de la Independencia de Yucatán

27 junio 2016
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5 min. de lectura
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Bandera Yucatan¿Sabías que la Península de Yucatán se separó del territorio mexicano y se proclamó República? Pues no solo sucedió una, sino ¡dos veces! Acompáñanos a conocer este capítulo histórico.

 

Hacia 1841, cuando México llevaba apenas 20 años de vida independiente, se vivía un conflicto político entre el gobierno centralista y los de algunos estados. El gobierno centralista no permitía a los estados elegir a sus propios representantes; esto generó especial descontento en Yucatán, que históricamente ha sido un semillero de ideas liberales y buscaba mantener su propia autonomía y soberanía.

 

 

Primera independencia de Yucatán: 1841-1843

En marzo de 1841, los “barbachanistas” (comandados por Don Miguel Barbachano y Don Martín Peraza) solicitaron al gobernador declarar al estado de Yucatán independiente del gobierno de México. El primero de octubre de 1841, la Cámara de Diputados local aprobaba el Acta de Independencia de la Península, estableciendo que "el pueblo de Yucatán, en el pleno uso de su soberanía, se erige en república libre e independiente de la nación mexicana". En aquel momento Yucatán abarcaba los tres estados de la Península, incluyendo Campeche y el territorio de Quintana Roo.

 

El gobierno centralista de México no aceptó esta independencia. Por un lado envió una avanzada militar para enfrentar a los separatistas en lo que hoy se conoce como Hacienda Pacabtún en Mérida; por otro lado, el cierre del comercio entre puertos yucatecos y mexicanos afectaba la economía de Yucatán. Finalmente, Antonio López de Santa Anna, entonces presidente, firmaba el 5 de diciembre de 1843 los convenios que otorgaban a Yucatán autonomía plena, con la condición de que se reintegrara a México.

 

 

Constitución Yucateca de 1841

Durante este periodo “independiente” se vivieron momentos importantes a nivel legislativo. Uno de los líderes del movimiento, Miguel Barbachano, redactó la Constitución de Yucatán de 1841, que destacaba por reconocer la libertad religiosa, el respeto a las garantías individuales y la figura del amparo.

 

 

Segunda independencia de Yucatán: 1846-1848

Hacia finales de 1845, los convenios que el gobierno mexicano firmó concediendo su autonomía a Yucatán fueron suprimidos. En consecuencia, el 1 de enero de 1846, la Asamblea Legislativa de Yucatán declaraba nuevamente a Yucatán independiente del territorio mexicano. Poco duró este segundo periodo independiente, ya que la crisis generada por la Guerra de Castas entre mayas y mestizos, con enfrentamientos y muertes de ambos bandos, obligó a los gobernantes a pedir ayuda militar al gobierno mexicano a cambio de la reincorporación de Yucatán.

 

El 17 de agosto de 1848, Miguel Barbachano decretó la reincorporación de Yucatán a la federación mexicana, cerrando definitivamente este capítulo separatista. Capítulo aparte es la separación de Campeche como estado independiente.

 

 

Bandera de la República de Yucatán

Siendo una nación independiente, Yucatán se hizo de su propia bandera. Sus colores (verde, blanco y rojo) evocan los colores de las tres garantías, mismos utilizados en la bandera nacional. Del lado izquierdo, sobre un lienzo verde que simbolizaba la esperanza, se ubicaron cinco estrellas blancas que representaban los departamentos en que el estado se dividía: Mérida, Izamal, Valladolid, Tekax y Campeche. Del lado derecho, en color rojo y blanco, tres franjas simbolizando el valor.

 

A pesar de la re-anexión de Yucatán a México, la bandera yucateca continuó siendo un símbolo de orgullo para los habitantes del estado; en 2023, tras una reforma a la Constitución Política Mexicana que lo permite, una versión monumental de la que en algún momento fuera la bandera separatista yucateca fue izada en Mérida.

 

 

Himno de Yucatán

A pesar de que Yucatán fue el primer estado de la República en tener su propio himno, el himno yucateco no es parte de la vida independiente del estado, pues se estrenó casi 20 años después de su reincorporación a México.

 

Escrito por Manuel Palomeque Solís, el “Himno Patriótico” de Yucatán nos habla de los logros y glorias de la nación, inspirado por el triunfo de México sobre el imperio francés. Fue leído por primera vez el 4 de julio de 1867 en el Palacio de Gobierno de Mérida, en un acto con motivo de celebración del fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo y la toma de la Ciudad de México por parte de las tropas republicanas que apoyaban a Benito Juárez. El 15 de septiembre del mismo año se estrenó el himno ya musicalizado por  el compositor yucateco José Jacinto Cuevas.

 

 

Letra del Himno de Yucatán

Letra: Manuel Palomeque Solís
Música: José Jacinto Cuevas

Al grito de guerra despierta el valor
y el aire se inunda con bélico son.
Haced compatriotas que truene el cañón,
lloviendo metralla sobre el invasor

El cinco de mayo, nos preste su sol
que eclipsa la estrella de Luis Napoleón.
El mundo nos mira, con admiración
y a México envidia su claro blasón.
Vino el águila esclava de Europa
sancionando la infamia con balas
y regresa arrastrando las alas
con escarnio y vergüenza a la vez.

El altivo cóndor del Anáhuac
le dejó los palacios y reales
desafióla en los rudos nopales
y postróla humillada a sus pies.

De los vírgenes bosques aztecas
con el iris flotante en sus cumbres
se exhalaban mortíferas lumbres
entre el eco del bronce tronar.

Reflejados en lagos de sangre
que vogaba el indígena Juárez
al tocarlos alzaba a millares
héroes santos a quien inmolar.

Los primeros soldados del mundo
con los brazos caídos e inertes
confesaron que sólo son fuertes
los que luchan por patria y hogar.

Zaragoza, Escobedo y Arteaga
Salazar, Berriozábal y Díaz
cuyos nombres la fama proclama
han sabido la patria vengar. ¡Libertad!

¿Por qué alejas de Francia
tus encantos, tu noble hidalguía
y juguete de vil tiranía
da a los pueblos ilustres que reír?

Arrastrada al suplicio Polonia
le tendió suplicante la mano
escuchó sus lamentos en vano
e indolente la dejó morir.

Quien así abandona a una hermana
¿Podía a México hacer caridades?
Tan rastreras, tan ruines maldades
un jesuita las debe inspirar.

Ya no se una robar con descaro
e imponer al mas débil el yugo
hoy la víctima paga al verdugo
y aún le debe el favor estimar.

¿De qué sirve a la Francia y al Austria
el haberse llevado nuestro oro
si perdieron en timbre y decoro
cuanto México en gloria ganó?

Si desean alfombrar con laureles
los desiertos de México, vengan
Liberales habrá que defiendan
la consigna que Hidalgo legó.

 

Muy pocos conocen a fondo este fragmento histórico, sin embargo persisten algunos logros legislativos alcanzados… y la bandera yucateca.

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